Errores psicológicos: ¿le cuesta tomar decisiones?

Errores psicológicos: ¿le cuesta tomar decisiones?

Las dudas y la confusión son habituales a la hora de tomar una decisión. ¿Cuál es la causa de ello? Evidentemente hay miedo a equivocarse y sufrir las consecuencias que aumenta cuando la decisión involucra cuestiones trascendentes en la vida: los seres queridos y los amigos, la salud o los medios de vida. La vida es un camino de aprendizaje y la toma de decisiones es una parte fundamental de ese aprendizaje.

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Foto: Bench Accounting

- Nos queremos ir a vivir juntos, pero uno de los dos tendría que dejar su trabajo.

- Ya no siento nada por mi pareja pero, ¿a dónde voy a ir yo ahora?

- En mi empresa no estoy mal pero no quiero hacer esto el resto de mi vida.

- Cuando voy a comprarme ropa aburro a los que van conmigo con mi indecisión, a veces escojo cualquier cosa para poder salir de allí.

Hay decisiones cruciales que suele costar tomar. Otras veces son decisiones, aparentemente, sin importancia las que parece que se resisten a ser tomadas.

Las dudas y la confusión son habituales a la hora de tomar una decisión. ¿Cuál es la causa de ello? Evidentemente, hay miedo a equivocarse y sufrir las consecuencias. El sufrimiento suele aumentar cuando la decisión involucra cuestiones trascendentes en la vida: los seres queridos y los amigos, la salud o los medios de vida. Pero también hay muchas personas que sufren porque la mayoría de las decisiones les resultan difíciles de tomar.

¿Que las tome otro por ti?

Aunque se puede preguntar a otros su opinión, no es buena idea dejar que tomen la decisión por uno. La vida es un camino de aprendizaje y la toma de decisiones es una parte fundamental de ese aprendizaje. Además, incluso si hace lo que otro le diga, usted ha tomado la decisión de hacerle caso, aunque sea por temor. La decisión siempre es suya, el error será suyo, el aprendizaje también.

Por un lado, para mejorar la capacidad de tomar de decisiones, hay que aprender a analizar objetivamente la cuestión en sí. Por otro, hay que aprender a resolver las dificultades que impiden decidirse, como por ejemplo el miedo a equivocarse o a la crítica.

Decisiones importantes

Cuando la decisión es un asunto más racional, como una decisión comercial, es necesario recabar la mayor información posible. No sólo la que le confirme sus creencias, también la información que argumente lo contrario a lo que usted piensa. Pero, incluso en las decisiones más racionales, están involucradas las emociones, por lo que siempre es necesario prestarles atención.

Cuando se trata de una decisión trascendente en la vida, un cambio de trabajo, mudarse a otra ciudad o continuar o no con una relación complicada, es muy importante no tomar la decisión impulsivamente, es decir, en un estado emocional que no sea sereno. Nótese que a veces no hay más remedio que decidir rápidamente, que no es lo mismo que impulsivamente.

La estrategia de hacer una lista de pros y contras no suele ser fructífera, pues cuando alguien recurre a este método no suele tener dudas racionales, sino emocionales. Así, cuanto más involucrada esté la parte afectiva, menor es la utilidad de este método de hacer listas. Estas anotaciones pueden ayudar, sin embargo, para descubrir los temores implicados.

¿Qué miedos despierta cada opción?

Cuando cuesta tomar una decisión, siempre hay en cada opción a elegir, al menos, un miedo involucrado. ¿Al menos? Bueno, siempre hay más de uno.

¿Y si dejo a mi pareja y no logro tener una relación mejor? ¿Y si no logro ni siquiera otra relación? ¿Y si continúo con esta relación y empeora la situación? Es decir, miedo a la soledad, miedo a que el sufrimiento no termine o incluso aumente.

Pero si se ahonda en ello verán que hay más miedos involucrados respecto a dejar una relación: miedo al fracaso, a no sentirse valiosos, a ser minusvalorados frente a los demás, miedo al futuro o miedo a equivocarse.

¿Y cuando cualquier decisión supone un problema?

Entonces, el miedo principal es a equivocarse, que también tiene otros miedos detrás: miedo a cometer un error irreparable, a sentirse torpe, miedo al juicio de los demás, miedo a la incapacidad para afrontar una nueva situación, miedo al cambio...

En definitiva, la dificultad para tomar una decisión es mayor cuantos más miedos tenga la persona sin resolver. Hay que aprender a identificar, afrontar y resolver esos miedos, lo cual, además de muchos otros beneficios, ayuda enormemente en la toma de decisiones. Las presentes y las futuras decisiones. No es una formula inmediata pero es la verdadera fórmula.