¿Y si no dijera palabras malsonantes en tres días?

¿Y si no dijera palabras malsonantes en tres días?

Un insulto muy común en en España es cabrón. Cabrón solo hace referencia al malestar que uno siente hacia otro. Podría reemplazarse, dependiendo de las circunstancias, por desagradecido, traicionero, egoísta, vengativo, mentiroso, aprovechado... Estos sustitutos dan más información, ayudan a la persona a definir la situación y afrontar mejor la emoción que siente.

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La comunicación verbal no es un proceso mecánico. No es solo una producción del aparato fonador y ciertas zonas del cerebro. La comunicación es un vehículo por el que la persona se expresa, tanto cognitiva como emocionalmente.

Mucha gente habla de sí misma en segunda persona, en lugar de en primera. Por ejemplo, dicen: "estás en la cama y no puedes dejar de pensar", en lugar de "estoy en la cama y no puedo dejar de pensar".

Estos cambios de persona gramatical suponen un distanciamiento psicológico del problema, un intento de controlar la emoción, como si lo que ocurre le pasara al que escucha y no al que habla. Es muy común. Fíjense en el día a día, es sorprendente lo extendido que está.

La producción de palabras imprecisas, erróneas, o que no se corresponden con la realidad, favorecen la falta de claridad mental. Mentir estaría en un puesto destacado de esta categoría, pero hoy nos vamos a centrar en las imprecisiones.

Otra estrategia errónea para no sufrir es utilizar una misma palabra para todas las emociones, positivas: "guay", "es la caña", "mola", "me flipa"..., o negativas: "bajón", "rayarse"... Esto no ocurre sólo en adolescentes, en adultos también, pero suelen utilizar expresiones diferentes: "me sienta mal", "me sorprende", "no me gusta", "no me apetece" o "me encanta", "maravilloso" o "fenomenal". El problema no está en estas expresiones, sino en utilizarlas para todo.

UN EJEMPLO

Un insulto muy común en en España es cabrón. Cabrón solo hace referencia al malestar que uno siente hacia otro. Podría reemplazarse, dependiendo de las circunstancias, por desagradecido, traicionero, egoísta, vengativo, mentiroso, aprovechado... Estos sustitutos dan más información, ayudan a la persona a definir la situación y afrontar mejor la emoción que siente.

EL RETO

Hoy queremos invitar a los lectores a que prueben el siguiente reto: que intenten dejar de decir palabras malsonantes durante tres días.

Desde dejar de decir insultos, palabrotas o tacos, juramentos y groserías (tampoco mentalmente); hasta frases hechas o expresiones repetitivas, por ejemplo cuando después de una afirmación se añade constantemente "¿no?" o "¿sabes?".

Como comprobarán, especialmente los que estén muy acostumbrados a su uso, no es una tarea sencilla. El objetivo final será conseguir no decir ninguna de las expresiones mencionadas durante un día completo, el tercero, y observar lo que ocurre en ustedes mismos. No dejen que su prejuicio les engañe, hasta que no lo intenten no sabrán lo que supone.

¿PARA QUÉ?

No se trata de volverse mojigato. Lo más importante de este ejercicio es descubrir cosas nuevas de uno mismo y, si pueden, detectar estos hábitos también en los demás.

Para dejar de decir palabras malsonantes, expresiones repetitivas o frases hechas, tendrán que agudizar su mente para encontrar las expresiones correctas. Para ello deberán definir mejor lo que está ocurriendo, lo que están sintiendo realmente, y así poder expresarse de manera acertada. Este proceso ayuda a ordenar la mente, a ver la realidad y afrontarla de forma más eficaz y beneficiosa.

También podrán enfrentar el temor a la opinión de los demás. Los más habituados a estas expresiones verán cómo, al dejar de usarlas, surgirá un temor al juicio de los demás. Curiosamente, como en otras muchas circunstancias, se tiende a criticar más al que trata de hacer las cosas correctamente. Si sus amigos o seres queridos utilizan muchas expresiones malsonantes, verán que el reto es aún mayor.

Incluso, a veces, tratando de sustituir el insulto por otra expresión, se pueden encontrar con que, en realidad, no tienen razón en su enfado.

Nos vemos dentro de tres días en éste mismo artículo.