Argumentos para dejar gobernar a Pedro Sánchez

Argumentos para dejar gobernar a Pedro Sánchez

Las izquierdas no pueden estar satisfechas con el pacto PSOE-C's, porque implica más de lo mismo y, aunque el hipotético Gobierno sea transitorio, apenas contribuirá a mejorar lo que ha hecho el PP. Sin embargo, en la situación actual, un Gobierno del PSOE, solo o acompañado, puede considerarse un mal menor.

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Foto: EFE

Aunque la aritmética parece imposible, puede que el PSOE forme Gobierno solo, que lo haga con C's, que incorpore a personas independientes o de otras tendencias, o que no consiga la investidura y haya nuevas elecciones. La última opción parece gustar menos a una mayoría de españoles, que piensan que repetir los comicios conducirá a un escenario parecido al actual, y que a la postre serán necesarios pactos similares a los que ahora está costando tanto esfuerzo sacar a la luz.

El PP insiste en su victoria y, extrañamente, parece convencido de repetirla. Las izquierdas no pueden estar satisfechas con el pacto PSOE-C's, porque implica más de lo mismo y, aunque el hipotético Gobierno sea transitorio, apenas contribuirá a mejorar lo que ha hecho el PP. Sin embargo, en la situación actual un Gobierno del PSOE, solo o acompañado, puede considerarse un mal menor, por los siguientes motivos:

1º) Pagar por el mal Gobierno. De ese modo, no gobernará el PP, y eso significa una posibilidad de regeneración democrática y política. Aunque no esté nada claro si ese aire de regeneración es más una ilusión que una posibilidad real, el PP pagaría las consecuencias de haber gobernado bajo una mayoría imperial que, entre otras consecuencias, ha contribuido a extender la corrupción como si de una plaga bíblica se tratara.

2º) Situar a cada uno en su sitio. En las circunstancias actuales, si el PSOE vuelve a gobernar, se decantará hacia lo que es: un partido de barniz socialdemócrata pero de configuración vital de centro derecha. Y eso aclarará las dudas de quienes aún lo sitúan más cerca de sus raíces próximas a la defensa de los trabajadores, que de su vinculación hasta la médula a los intereses del gran capital y sus lobbies giratorios y globalizados.

3º) Intentarlo vale la pena. Pedro Sánchez propondrá algunas de las reformas que precisa España, entre ellas las de carácter constitucional, aunque (previsiblemente) la mayoría del PP en las Cortes no le va a facilitar ni esa ni ninguna otra tarea. Además, será difícil que Sánchez aplique muchas de las reformas necesarias para evitar que sigan aumentando las desigualdades en nuestro país. Si a eso se une que, haga lo que haga, todo le parecerá poco a la derecha más recalcitrante, su mandato tiene visos de caducar pronto: previsiblemente, cuando intenten aprobar los Presupuestos Generales del Estado.

4º) La experiencia es la madre de la ciencia. Aunque les duela, Podemos debe curtirse un poco en la sana e instructiva tarea de ejercer como oposición parlamentaria. Eso también puede aclarar su panorama interno y las tendencias centrífugas que, si se desatan malamente y desde el primer momento, pondrían en peligro su voluntad de gobierno y, con ello, la confianza que desde distintas posiciones le ofrece un amplio sector del electorado. En las formas y en el fondo de su mensaje, para seguir creciendo, Podemos necesita combinar el pragmatismo y el buen hacer, con la ambición de cambio social y político que para muchos constituye su sello de identidad más atractivo.

5º) Zamora no se tomó en una hora. Tanto si entra en el Gobierno como si sólo lo apoya de manera explícita, C's tendrá una ocasión de oro para validar sus propuestas frente a la evidencia fáctica. Eso será útil para su futuro y para su posicionamiento ante la realidad compleja y cambiante que vertebra las distintas necesidades de los españoles. Entonces, veremos si en C's predominan sus fundamentos neoliberales o si, para parecer más políticamente correctos, recurren a algún barniz social más coloreado.

6º) Hacer méritos y aprender a pactar ante una realidad más plural. Los demás partidos, junto con el PSOE y C's, pasarán sus correspondientes purgatorios lo mejor que puedan, y eso ayudará a que sus electores potenciales y sus electores desencantados asuman también que nuestro país necesita cambios profundos, no solo en la esfera política. Quizá cueste asimilarlo, pero hay una nueva vida democrática que requiere más flexibilidad e inteligencia para alcanzar pactos, aunque su resultado nunca guste al cien por cien a todos. Y esa permeabilidad debería impregnar también otros ámbitos sociales, económicos, regionales (autonómicos, nacionalistas) e incluso pretendidamente ideológicos en nuestro país. Por ello, el PSOE merece formar Gobierno. Es su pequeño o gran premio (ya veremos) por tener el valor de buscar acuerdos. Que lo intenten.

En esta situación puede ser más atractivo el continente que el contenido. El intento de gobernar a cualquier precio, que el sosiego para consensuar razones y argumentos de más amplio alcance. Las consecuencias para todos vendrán después. Por consiguiente, Sánchez merece lo que le suceda a partir de ahora, puesto que no ha escondido la cabeza.

Los demás seremos espectadores, en algunos casos con la esperanza de que lo que venga después sea un pacto, o un acuerdo, o un Gobierno, o un amplio movimiento de izquierdas que regenere y modifique de verdad la vida política y los vínculos entre los distintos pueblos de España, además de combatir la creciente desigualdad y su insano anclaje en las nefastas políticas de austeridad que promueve la actual Unión Europea.