Unas elecciones más

Unas elecciones más

En un sistema donde todos los votos no valen igual y en el que mecanismos contemplados dentro del mismo consiguen alterar el resultado del querer de un pueblo, los que realmente pierden y seguirán perdiendo son y serán los ciudadanos españoles, viéndose privados de la representación justa y digna que merecen.

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Una vez más, unas elecciones más. Y con ellas, una clara realidad: le han vuelto a sacar los colores a nuestra democracia. Nuestra manera de elegir a las personas que representan nuestra voluntad de sacar adelante este país está dañada, y no levemente. Pero no porque hayan ganado azules o hayan perdido rojos, morados o naranjas. No, ese no es el motivo.

Al fin y al cabo, cada uno es libre de votar al partido que crea más apropiado para llevar las riendas de este caballo desbocado. Es porque en un sistema donde todos los votos no valen igual y en el que mecanismos contemplados dentro del mismo consiguen alterar el resultado del querer de un pueblo, los que realmente pierden y seguirán perdiendo son y serán los ciudadanos españoles, viéndose privados de la representación justa y digna que merecen.

Si no proponemos una reforma inmediata de la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General), cada voto no contado, cada español que deposita su confianza y esperanza en su papeleta en una circunscripción en la que su partido no obtenga representación y cada idea y palabra machacadas por la situación de la urna en la que acaban hundidas no serán más que un sollozo a viva voz de una herida abierta en la expresión máxima de la soberanía de la gente que conforma nuestro país.

Sigamos luchando por nuestros derechos y presionando para que estos no caigan en el olvido elección tras elección. Porque no se torea desde el tendido, no, sino en la plaza.

Nuestro derecho a elegir quién nos representa es algo que debemos tratar con cariño y defender con uñas y dientes, o mejor aún, con nuestras voces. Por eso pido acompañado de todos los firmantes de la petición a los responsables en la toma de decisiones en el Congreso de los Diputados y el Senado que consideren la reforma más representativa posible de nuestro sistema electoral, que creo que es que cada persona, cada español, independientemente de donde vote, vote con la misma fuerza. Es por ello necesaria la eliminación de las circunscripciones provinciales, que limitan el poder del pueblo español y generan desigualdades en las urnas, en esencia antidemocráticas.

Ahora toca, tras el 26­J, pedir a azules, a rojos, a morados, a naranjas y a todo el espectro político que se una, por fin, en una reforma sin colores ni sentidos a izquierda o derecha por la democracia real que España necesita. Desgraciadamente, no podremos hacer frente todos juntos a los problemas que agitan la nación si unos votos valen más que otros. Es hora de darle la vuelta a esta situación.

Por esto es por lo que decidí comenzar mi campaña en Change.org. El concepto de empoderar a personas pequeñas o normales y darles la oportunidad de expresar y defender sus ideas es tan sencillo como genial. Change.org realza además que dentro de la pluralidad de la población, cuando las personas quieren y luchan juntas, consiguen victorias para acercarse a los objetivos que debe marcarse nuestra sociedad para mejorar como núcleo humano y subir el estándar de bienestar de nuestro entorno social.

Sigamos luchando por nuestros derechos y presionando para que estos no caigan en el olvido elección tras elección. Porque no se torea desde el tendido, no, sino en la plaza.

Porque uno tiene que dejarse la voz para defender la voz de otros, pero es mucho más fácil cuando son más de medio millón los que gritan contigo. Y sobre todo, porque cuando algo es justo, las personas se unen por ello. Se unen por lo que les pertenece. Se unen por España.