El Carnaval de Santa Cruz de La Palma: el Desembarco de Indianos

El Carnaval de Santa Cruz de La Palma: el Desembarco de Indianos

La fiesta, incorporada al carnaval en la década de 1920 y reconquistada en 1966 con la apertura del régimen franquista, proclama el mito del indiano rico en el muelle, en las calles, y en los salones de las sociedades de instrucción y recreo. Y a la tradición se ha incorporado otra histórica costumbre de carnaval, la de los empolvados o enharinados.

Entre las formas que adopta el carnaval en Canarias, la cita del pasado lunes ha congregado, en la histórica ciudad marinera de Santa Cruz de La Palma, a miles de isleños y forasteros. Llegados de distintos puntos nacionales e internacionales, recrean el antiguo desembarco de los indianos en el puerto, de aquellos palmeros que, emigrados a América, sobre todo a Cuba, regresaron al terruño natal cargados de riquezas, de nuevos sones y de vocablos antes no escuchados en este lado del Atlántico.

La fiesta, incorporada al carnaval en la década de 1920 y reconquistada en 1966 con la apertura del régimen franquista a este tipo de diversiones callejeras, proclama el mito del indiano rico en el muelle, en las calles de la repoblada ciudad, que triplica su número de habitantes por un día, y en los salones de las sociedades de instrucción y recreo. No hay rincón de la populosa ciudad que no encuentre su indiano o su indianito, pues la fiesta, que cubre una larga jornada desde la mañana del lunes hasta el alba del martes, "ocupa" literalmente la tranquila y sosegada ciudad.

A la tradición del desembarco indiano, Santa Cruz de La Palma incorporó con el tiempo otra histórica costumbre de carnaval, la de los empolvados o enharinados. Así, en batallas incruentas de polvos de talco o harina, el cielo limpio de La Palma se vuelve blanco, un blanco que nace con el sol y termina con los colores del amanecer.

En este reportaje se reconoce el latido indiano de Santa Cruz de La Palma, envuelta de repente en baúles de cedro, en tabacos puros, en sombreros, jipi-japas, en leontinas, en un ir y venir continuo de personajes vestidos con el blanco caribeño que renacen, en esta hora del siglo XXI, para recordarnos a aquellos otros paisanos que viajaron con la esperanza de "hacer las Américas". Así lo recogía la copla popular: "Pa' La Habana me voy, madre, / aunque venga sin dinero, / pa' que digan las muchachas / ahí viene el indiano nuevo".

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