Grand Theft Lohan

Grand Theft Lohan

La quinta entrega de la saga GTA incluye una misión en la que el jugador recibe el encargo de espiar y fotografiar a una celebrity llamada Lacey Jonas. Lacey vive en el hotel Chateau Marmont y es pillada teniendo una relación sexual en un jardín. Lindsay Lohan asegura que Lacey Jonas es ella.

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La vida de Lindsay Lohan es como una montaña rusa, se diría que ha dejado hace tiempo su empeño de ser actriz para convertirse directamente en un personaje: detenciones, escándalos y mugshots cíclicos van dejando pruebas en los medios de cómo Lindsay ha ido mudando de piel entre la niña buena de sus películas con Disney y la bala perdida que siempre termina impactando en la pared de una comisaría californiana.

Tampoco las relaciones de Lindsay Lohan con la justicia han sido mejores; hasta la fecha le han colocado casi siempre como acusada por pequeños delitos o faltas. Sin embargo, esta vez parece que su entrada en el juzgado va a tener lugar por la puerta de los demandantes: sus abogados han planteado una demanda contra la compañía Rockstar Games, desarrolladora del videojuego Grand Theft Auto (GTA), sobre la base de una supuesta vulneración de su imagen.

La quinta entrega de la saga GTA incluye una misión en la que el jugador recibe el encargo de espiar y fotografiar a una celebrity llamada Lacey Jonas. Lacey vive en el hotel Chateau Marmont y es pillada teniendo una relación sexual en un jardín: el jugador debe tomar fotos y salir por piernas para entregarlas a cambio de un fajo de billetes.

¿El fundamento de la demanda? Lindsay asegura que Lacey Jonas es ella, que su caracterización coincide con ella y que el personaje del videojuego la parodia de forma injuriosa. La retirada del juego y una presumiblemente abultada indemnización por daños morales son sus pretensiones.

El nombre de Lacey Jonas remite vagamente al de Lindsay Lohan. La ilustración del juego representa a una mujer con rasgos ciertamente similares a los de Lindsay. Pero la realidad es que el personaje animado que aparece en pantalla no se le parece, y el hecho de que la acción discurra en las cercanías del Marmont (donde Lindsay vivió) tampoco es un rasgo relevante... las estrellas del rock y actores o actrices que se han alojado en el Chateau se cuentan por decenas, y los episodios de excesos, borracheras y destrozos con que han construido la leyenda del lugar son casi infinitos.

Lindsay también asegura que en el juego se usa su voz, y que el personaje de Lacey Jonas viste ropa similar a la que ella ha diseñado. Todos estos rasgos, puestos en común, conducen a sospechar que ese personaje animado es una representación ofensiva -y no autorizada- de la propia Lohan. En Youtube, las capturas de escenas del juego en las que aparece Lacey Jonas se multiplican.

La imagen personal es un derecho. En España, y a través del artículo 18.1 de la Constitución, tiene el rango de derecho fundamental. La imagen personal queda protegida de toda intromisión ilegítima que no esté justificada por un interés público prevalente o de toda actuación que no pueda ampararse en el ejercicio legítimo de otro derecho (la libertad de expresión o el derecho a la información, por ejemplo). La Ley Orgánica 1/1982 regula la protección civil del derecho a la propia imagen (junto con el honor y la intimidad personal y familiar), y en su artículo 7.6 califica como intromisión ilegítima la utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga. Salvando las distancias constitucionales con Estados Unidos, este sería el planteamiento básico de la demanda de Lohan: su imagen habría sido utilizada para un fin comercial sin su consentimiento, a lo que habría de añadirse la lesión para su honor que supone ser representada con las características desfavorables que rodean a su pretendido alter ego Lacey Jonas, en la medida en que las mismas puedan equivaler a actuaciones lesivas de la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación (incluso, como injurias, con trascendencia penal en su caso).