Elecciones 21D en Cataluña: en defensa de Andalucía

Elecciones 21D en Cataluña: en defensa de Andalucía

Sevilla, AndalucíaGetty Images

Con esta entrada, que bien podría llamarse "Ya hay más tontos que pueblos" o "Análisis semiológico de un discurso de mierda", me gustaría exponer, blanco sobre negro, las deficiencias de parte del discurso nacionalista catalán, que campa a sus anchas y demasiadas veces mira a Andalucía de manera soez e injustificada.

Esto lo haré a partir del análisis de un artículo de Javier Ruiz Collantes titulado "Cataluña y la solidaridad interregional en España". En el articulito en cuestión, el catedrático, profesor mío este año en la Universidad Pompeu Fabra, utiliza una cantidad de sesgos que incluso desafían las leyes de la física para elevar la justicia de la causa nacionalista catalana a yihad contra los infieles. Además, el volumen de interacciones, con cerca de 8.000 "Me gusta" y un sinfín de comentarios, hace suponer que es un relato arraigado en parte de la sociedad catalana, apoyado y animado por declaraciones históricas de sus líderes y, por tanto, condicionante a nivel político y electoral.

Las acusaciones

En cualquier caso, sin entrar a analizar el estado de la sociedad catalana para no caer en el mismo error que mi antagonista -que básicamente es hablar de algo de lo que no se tiene ni puta idea y que encima te cojan-, citaré a continuación algunos fragmentos en los que el artículo hace referencias ignominiosas sobre Andalucía para justificar, así, el actual contexto independentista:

  1. "Andalucía tiene como problemas el monocultivo de ladrillo y turismo y la escasísima presencia de industria e innovación, además de poseer características propias como la existencia de un latifundismo muy poco o nada productivo".
  2. "Un símbolo realmente significativo y vergonzoso de este maridaje está en la declaración de la difunta Duquesa de Alba como Hija Predilecta de Andalucía y la concesión que se le hizo de la medalla de Andalucía por parte del gobierno autonómico del PSOE".
  3. "El desempleo masivo genera en el sur de España situaciones socialmente explosivas que afectan sobre todo a las clases populares andaluzas y cuyos efectos sólo puede entenderse que se contengan en base a los recursos que llegan a través de la transferencia de otras comunidades autónomas, especialmente desde Cataluña".
  4. "El resultado es que las clases medias y las clases trabajadoras catalanas han de sufragar el mantenimiento de una situación que en última instancia solo beneficia a las élites sociales económicas y políticas del sur y el suroeste de España, pues no tienen un proyecto histórico de desarrollo para sus regiones y su único proyecto es mantener la situación actual porque ello les asegura los privilegios de los que disfrutan, de los que han disfrutado siempre".

En defensa de Andalucía

Y aquí, sobre datos y hechos, va mi propuesta. Por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero:

  1. Dando por correcto que los impuestos los pagan las personas e incluso las clases (en este caso, la trabajadora), según datos de la Agencia Tributaria, en Andalucía hay un total de 2,8 millones de trabajadores por los 3,2 de Cataluña, si bien el número de nuevas altas en la Seguridad Social fue superior en Andalucía a lo largo de 2016, especialmente entre las mujeres. Además se calcula que hay casi dos millones de andaluces y descendientes de andaluces viviendo actualmente en Cataluña. Y por regla general, los andaluces en Cataluña doblan de manera sostenida a sus homólogos catalanes residentes en Andalucía. En 2016, alrededor de 3300 andaluces se fueron a tierras catalanas, mientras sobre 1800 se aventuraron más allá de Sierra Morena.
  2. De hecho, Andalucía es la tercera comunidad que más aporta al Estado a pesar de las cifras de paro. Y conviene recordar también que Andalucía y Cataluña reciben la misma cantidad de inversión estatal, lo que representa sin lugar a dudas un asalto al principio de proporcionalidad si se tiene en cuenta que la población andaluza (8.388.107 de habitantes) es sensiblemente mayor que la catalana (7.522.596) -porque hacemos mejor el amor-.
  3. Como expone otro profesor, en este caso el doctor en Economía Manuel Hidalgo, en su serie de tweets: las familias andaluzas NO están más subvencionadas que cualquier otra familia catalana o madrileña en igualdad de condiciones. Aquí se explica cómo Cataluña depende comercialmente de Andalucía, dado que tiene déficit comercial desde hace algunos años.
  4. Incluso si todo en el caso que todo esto fuera verdad, hasta qué punto es relevante la Duquesa de Alba, para nada santo de mi devoción, para la consecución de la independencia, o como mínimo para la defensa de los intereses de los Catalanes. Quizás porque llevar la comparación a premios nobeles, solo de literatura, sería casi de mal gusto no?

Oda a Andalucia

A partir de aquí, me vais a permitir algún arrebato, porque, yo no estoy mosqueao, pero me da coraje...

Punto uno, el nacionalismo, sobre todo el excluyente, es de fachas. También reconocer que seguramente no llevemos el espíritu neo-liberal en nuestras venas, pero díganme ustedes qué es más sostenible exprimir los recursos para producir superávits varios, o producir lo justo para vivir de manera sostenible, para después poder vivir, reír y cantar. Lo sostenible, el slow food, y el trabajar exclusivamente para vivir, ya sabéis.

Pero sobre todo, a pesar de la inmensidad de asuntos muy mejorables, Andalucía es viable, sostenible y autosuficiente sin los catalanes. ¿Es Cataluña viable sin los andaluces y los demás pueblos que la habitan? ¿Y sin la apropiación cultural? ¿Podéis vivir sin vender toritos, flamencas y abanicos? ¿Y sin rumba catalana?

Y voy más allá. La independencia en este país la inventamos los andaluces, véase los Cantones de Utrera y Lebrija y la marcha de Riego.

Y es que por Andalucía han pasado fenicios, vikingos, japoneses, árabes, judios, y si vienen a algún sitio los extraterrestres será a Andalucía, y seguiremos siendo un ejemplo de calidad social, convivencia, y sobre todo trabajo. Porque trabajamos en el campo andaluz, en las ciudades, en los bares, los andaluces y los catalanes, y sin nosotros os tendríais que quitar las gafas de pasta y empezar desarrollar callos en las manos.

Y concluyo:

Los pueblos se dan de comer a sí mismos, a lo largo y ancho del mundo. La movilidad geográfica existe. Insinuar cualquier otra cosa es de discurso colonial de siglo XIX.

Quizás, mejor que hablar de Andalucía, hubiera sido hacer autocrítica y analizar por qué han fallado las propuestas, postulaciones y estrategias propias. Quizás no es porque Andalucía quiera, ni por los hackers rusos, sino porque quizás se forzó la situación dentro de una estrategia de supervivencia política, mal calculada, al igual que el Brexit. Quizás porque los medios no fueron los adecuados, y quizás porque no tenían la representatividad necesaria para ejecutar un cambio de esas proporciones.

Además, en un contexto tan volátil como el actual, mientras parte del discurso nacionalista catalán se confunda de antagonista, y siga apuntando como enemigo a los diferentes pueblos y culturas que puebla España, el anti-catalanismo seguirá produciendo rédito político, y por lo tanto votos. Estos votos solo ayudaran a perpetuar un statu quo clasista en las sociedades española, madrileña, catalanas y de la China Popular.

Y mientras esto no se haga mejor, y no se incorporen al discurso al resto de pueblos y culturas en un discurso integrador, el discurso basado en el odio al que se cree diferente arrastrará el movimiento hacia la independencia, más o menos legítimo, hacía el fracaso más estrepitoso. Así que por favor, por vuestro propio bien, dejadnos a los andaluces tranquilos.

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