¿No dan ganas de vomitar?

¿No dan ganas de vomitar?

¿No dan ganas de vomitar al saber que en las elecciones autonómicas del País Vasco del 25 de septiembre de 2016, además de que Pedro Sánchez perdió, y de que Podemos pasó por encima del PSOE, y de que Mariano Rajoy es un gran líder que gana sin mover una pestaña, los representantes de los que mataban y los representantes de los murieron consiguieron el mismo número de votos?

EFE

Tan pendientes se hallaba el personal de los resultados de las elecciones vascas y gallegas para averiguar si Pedro Sánchez se hundía definitivamente en la miseria, para saber si En Marea realizaba, por fin, el tan ansiado sorpasso, dejando a PSOE de Galicia en tercer lugar, y por descubrir si Feijóo consolidaba la mayoría absoluta del PP en Galicia, que han pasado desapercibidas algunas cuestiones que, si se piensan un poco, ponen en evidencia algunos dogmas admitidos y provocan arcadas a quienes tengan la más mínima sensibilidad.

Efectivamente, Feijóo ganó. Consiguió su tercera mayoría absoluta. La prensa cantó la hazaña que supone ser el único presidente con mayoría absoluta gobernando en una Comunidad Autónoma. Con el tiempo, la forma de percibir la realidad, cambia. Hace unos años, casi había que pedir perdón por conseguir mayorías absolutas. De cacique era tachado aquel presidente que obtuviera tantos votos como para no necesitar del apoyo de ningún otro grupo parlamentario para formar gobierno, y de incultos, analfabetos y pordioseros los electores que, con su voto, concedían mayoría parlamentaria a quien pensaban que la merecía. Ya nadie parece acordarse de lo del voto inculto y el voto cautivo. Pasado el tiempo, Feijóo no parece ser merecedor de semejante descalificación por los que antes consideraban villano al detentador de mayorías absolutas. ¡Heroicidad! es la palabra con la que se saluda a quien consigue ese nivel de aceptación desde el PP.

Los que desean ver a Sánchez en el patíbulo, ya habrán respirado tranquilos al conocer que PSOE ha quedado el penúltimo en el País Vasco.

Y qué decir de quienes, gracias a la confianza que inspiraban a los electores, se mantenían en el cargo de presidente durante tres o más legislaturas. Tan denigrante parecía ser ese fenómeno para los creadores de opinión y para los que en su vida fueron capaces de ganar una sola vez unas elecciones, que se ha impuesto como lo más moderno y democrático, la limitación de mandatos a dos legislaturas. Para todos, menos para Feijóo, que ha cometido la proeza de ganar su tercera legislatura sin que a nadie de los que predicaban la buena nueva de la limitación se le haya ocurrido insinuar el inicio del debilitamiento de la honradez de quien va a ocupar la presidencia de Galicia durante tres periodos.

Ya sabemos que, en el País Vasco, Podemos ha pasado por encima de los socialistas. Los que desean ver a Sánchez en el patíbulo, ya habrán respirado tranquilos al conocer que PSOE ha quedado el penúltimo en el País Vasco, y que PP se situó en última posición. Pero bueno, esta última eventualidad no tiene mucha importancia porque Rajoy se ha consolidado, y todos tan contentos.

Pero el último y el penúltimo (PP y PSOE) suman 233.496 votos, que es resultado de añadir a los 126.139 votos del PSOE, los 107.357 votos del PP. PSOE y PP en las dos últimas posiciones habiendo sido los dos partidos que más muertos pusieron encima de la mesa cuando ETA mataba. Y quienes los mataban o quienes aplaudían a los que mataban y en la noche electoral, hablando en euskera, pedían la libertad de los asesinos encarcelados, consiguieron situarse en tercera posición con 224.254 votos, prácticamente la misma cantidad de votos que PP y PSOE.

¿No dan ganas de vomitar al saber que en las elecciones autonómicas del País Vasco del 25 de septiembre de 2016, además de que Pedro Sánchez perdió, y de que Podemos pasó por encima del PSOE, y de que Mariano Rajoy es un gran líder que gana sin mover una pestaña, los representantes de los que mataban y los representantes de los murieron consiguieron el mismo número de votos?

MOSTRAR BIOGRAFíA

Nacido en Mérida (Badajoz) en 1948, Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. Tomó contacto con el PSOE en el seno de un grupo de estudiantes sevillanos a finales de 1969, afiliándose al Partido en 1976, reorganizando el partido en la provincia de Badajoz y en Extremadura. Elegido secretario general del PSOE en Badajoz en junio de 1979, y secretario general Regional de Extremadura en 1988. Miembro del Comité Federal del PSOE desde 1983, formando parte de la Comisión Ejecutiva Federal de 1994/6, con Felipe González, así como en la de José Luis Rodríguez Zapatero, 2004/8. Elegido diputado al Congreso por Badajoz en la Legislatura Constituyente de 1977 y reelegido en las Elecciones Generales de 1979 y 1982. Artífice del proceso preautonómico en Extremadura que desembocó en la aprobación de su Estatuto de Autonomía, siendo elegido primer presidente autonómico en mayo de 1983, desempeñando dicha responsabilidad durante seis legislaturas consecutivas refrendadas por el electorado extremeño con mayorías absolutas (a excepción de la de 1995 que fue por mayoría simple). Amigo de la desnudez de las palabras y de la lealtad a los principios que emanan del socialismo democrático logró una transformación sin precedentes de la sociedad extremeña durante su gestión, guiado por su concepción del respeto a la diversidad en el marco de la solidaridad y cohesión entre las regiones que integran el Estado. Tras su decisión de no presentarse a la reelección como presidente autonómico en Extremadura, el 29 de junio de 2007 abandona la Presidencia de la Junta, tras 24 años al frente del Gobierno autonómico, retornando a sus funciones docentes en la Universidad de Extremadura. En el X. Congreso Regional del PSOE de Extremadura de julio de 2008, renuncia a presentarse como candidato a la Secretaría General Regional cuya función desempeñaba desde 1988. En el año 2011 impulsó la creación de la Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra, que preside, cuya vocación es fomentar la idea de España en la línea que vino defendiendo en toda su ejecutoria política e institucional y el fomento de vías educativas que rompan inercias del pasado, donde el riesgo, la imaginación y el espíritu emprendedor sean notas distintivas que acompañen el devenir de la sociedad del presente y del futuro.