¡Vaya forma de pedir ayuda!

¡Vaya forma de pedir ayuda!

Mucho se ha dicho y escrito sobre los privilegios que acompañan a quienes dedican parte de su vida a la actividad política. En el subconsciente colectivo debe anidar la desconfianza sobre los supuestos privilegios, pues de lo contrario habría colas en los partidos políticos para solicitar la afiliación que teóricamente abre las puertas a una vida profesional llena de beneficios y regalías.

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Mucho se ha dicho y escrito sobre los privilegios que acompañan a quienes dedican parte de su vida a la actividad política, ya sea esta partidaria o institucional. En el subconsciente colectivo debe anidar la desconfianza sobre los supuestos privilegios, pues de lo contrario habría colas en los partidos políticos para solicitar la afiliación que teóricamente abre las puertas a una vida profesional llena de beneficios y regalías.

Si emplear tiempo en la acción política fuera misión tan sencilla y quienes la ejercen rozaran el límite del coeficiente intelectual que distingue al inteligente del torpe, no habría dudas de que muchos de los inteligentes y mejor preparados de entre nosotros no andarían enredados con trabajos mal remunerados y ajenos a lo que fue la preparación académica del solicitante, sino que se encargarían de gestionar, con más preparación e inteligencia, la política, la democracia y las instituciones en las que descansa un Estado de Derecho.

En cualquier caso, lo cierto es que siempre consideré un privilegio el hecho de que mi dedicación política me haya permitido conocer a personas y personajes que, seguramente, no hubiera encontrado en mi camino de haberme dedicado siempre a mi profesión de profesor universitario.

Una de esas personas singulares y brillantes a las que pude conocer, tratar, y con la que pude colaborar, se llama Felipe González. Es difícil suscitar cualquier tipo de conversación sobre los temas más cotidianos o inverosímiles sin que Felipe González ofrezca fundadas opiniones al respecto. Ha sido y sigue siendo un privilegio poder oír, discutir, opinar o discrepar con personajes de ese calibre.

Es raro que Felipe dé una opinión sobre temas políticos y no se amontonen quienes comulgan rabiosamente con lo que dice, quienes discrepan por principio o quienes tratan de llevar el agua a su molino, no tanto por lo que dice sino por la autoridad política de quien lo dice. Y es lo que ocurrió el pasado 31 de julio cuando el presidente González, en unas declaraciones al diario Clarín, dijo: "El que no pueda formar gobierno por lo menos tiene que tener la responsabilidad de no impedir que los otros lo hagan". Y añadía: "Yo creo que hay una conciencia en los dirigentes del partido de que, si no es posible armar gobierno, hay que dejar formar gobierno. Y eso lleva a la abstención".

Que se sepa, después de las elecciones del 26-J, Pedro Sánchez no ha intentado formar gobierno, por lo tanto no está obligado a facilitar el gobierno de otros.

Quienes conocemos su manera de hablar, y hablamos con el expresidente desde hace muchos años, tenemos más posibilidades de interpretar correctamente lo que dice, si además lo que dice tiene que ver con la política española o con el PSOE.

¿Qué quiso decir Felipe con su teoría de la abstención y la llamada a la responsabilidad? Si con esas palabras Felipe se dirigía al PSOE, aquellos que amparándose en esa declaración sostienen que el partido socialista debe abstenerse y así facilitar la investidura de Rajoy no interpretan correctamente. Porque el presidente González dice que primero habrá que intentar formar gobierno y si no se consigue, entonces, por responsabilidad, quien lo intentó y no pudo no deberá impedir que otros lo alcancen.

Entiendo que Felipe dice que si el PSOE no estuviera en condiciones de conseguir la investidura para Pedro Sánchez, que por responsabilidad no ponga impedimentos a Rajoy si trata de conseguirla. Que se sepa, después de las elecciones del 26-J, Pedro Sánchez no ha intentado formar gobierno, por lo tanto no está obligado a facilitar el gobierno de otros ("El que no pueda formar gobierno ...). Aquellos que ahora veneran lo dicho por González deberían recordar que en febrero ya dijo lo mismo, y cuando Sánchez lo intentó el PP, que no quiso o no pudo formar gobierno, impidió la investidura del candidato socialista.

Llegar a las terceras elecciones es un dislate, pero si hubiera terceras elecciones sería porque hubo segundas. ¿A quién o quiénes atribuimos la responsabilidad de esas segundas?

Pero pudiera ocurrir que González esté hablando al PP, que en estos momentos tiene el encargo de ir a la investidura. Y entonces Rajoy, que comparte las declaraciones del expresidente, ya sabe lo que tendrá que hacer si no puede formar gobierno. Según la doctrina de Felipe, tendrá que tener la responsabilidad de no impedir que otro (Pedro Sánchez) lo consiga. Eso es lo que creo que ha dicho Felipe. O así lo interpreto.

En todo caso, los 137 diputados populares más los 32 de C's, suman 169. Si Rajoy encuentra los diez votos que acompañaron al PP en las elecciones a la Mesa del Congreso, tiene asegurada la mayoría. Ya saben que uno de ellos fue de Coalición Canarias. ¿Tan difícil es? ¿No sabe Rajoy quiénes son los nueve restantes?

Llegar a las terceras elecciones es un dislate, pero si hubiera terceras elecciones sería porque hubo segundas. ¿A quién o quiénes atribuimos la responsabilidad de esas segundas? Oyendo a portavoces del PP dirigirse al PSOE se acelera e intensifica el ánimo de quienes mantienen la negativa a favorecer la investidura de Rajoy. Asquea tanta petulancia y desprecio. Es como si un escalador en apuros pidiera ayuda a quien va algo más bajo que él y, al mismo tiempo, le machara los dedos a patadas para que se desplome hacia el abismo. ¡Vaya forma de pedir ayuda! Si de verdad tuvieran interés en conseguir gobierno, tratarían con más respeto a quienes les resultan imprescindibles para conseguirlo.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Nacido en Mérida (Badajoz) en 1948, Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. Tomó contacto con el PSOE en el seno de un grupo de estudiantes sevillanos a finales de 1969, afiliándose al Partido en 1976, reorganizando el partido en la provincia de Badajoz y en Extremadura. Elegido secretario general del PSOE en Badajoz en junio de 1979, y secretario general Regional de Extremadura en 1988. Miembro del Comité Federal del PSOE desde 1983, formando parte de la Comisión Ejecutiva Federal de 1994/6, con Felipe González, así como en la de José Luis Rodríguez Zapatero, 2004/8. Elegido diputado al Congreso por Badajoz en la Legislatura Constituyente de 1977 y reelegido en las Elecciones Generales de 1979 y 1982. Artífice del proceso preautonómico en Extremadura que desembocó en la aprobación de su Estatuto de Autonomía, siendo elegido primer presidente autonómico en mayo de 1983, desempeñando dicha responsabilidad durante seis legislaturas consecutivas refrendadas por el electorado extremeño con mayorías absolutas (a excepción de la de 1995 que fue por mayoría simple). Amigo de la desnudez de las palabras y de la lealtad a los principios que emanan del socialismo democrático logró una transformación sin precedentes de la sociedad extremeña durante su gestión, guiado por su concepción del respeto a la diversidad en el marco de la solidaridad y cohesión entre las regiones que integran el Estado. Tras su decisión de no presentarse a la reelección como presidente autonómico en Extremadura, el 29 de junio de 2007 abandona la Presidencia de la Junta, tras 24 años al frente del Gobierno autonómico, retornando a sus funciones docentes en la Universidad de Extremadura. En el X. Congreso Regional del PSOE de Extremadura de julio de 2008, renuncia a presentarse como candidato a la Secretaría General Regional cuya función desempeñaba desde 1988. En el año 2011 impulsó la creación de la Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra, que preside, cuya vocación es fomentar la idea de España en la línea que vino defendiendo en toda su ejecutoria política e institucional y el fomento de vías educativas que rompan inercias del pasado, donde el riesgo, la imaginación y el espíritu emprendedor sean notas distintivas que acompañen el devenir de la sociedad del presente y del futuro.