"En la Policía Nacional es más fácil ser lesbiana que gay"

"En la Policía Nacional es más fácil ser lesbiana que gay"

La mayor presencia de hombres dentro de las filas de la Policía Nacional puede llevar a pensar que el colectivo gay, ya sólo por proporción, sea más numeroso y, por ende, esté más integrado que el lésbico. Nada más lejos de la realidad.

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Hay gremios que siempre han despertado curiosidad entre las personas, sobre todo por el hermetismo que, en ocasiones, suele rodearles. Quizás uno de ellos sea el del Cuerpo Nacional de Policía, al que suelen acompañar prejuicios y tópicos por el desconocimiento general de quienes hablan de él.

En su vertiente homosexual, la tendencia también sigue esta tónica. La mayor presencia de hombres dentro de sus filas puede llevar a pensar que el colectivo gay, ya sólo por proporción, sea más numeroso y, por ende, esté más integrado que el lésbico. Nada más lejos de la realidad.

"Según mi experiencia el 50% de las compañeras son lesbianas, y según el destino, puede llegar al 80%", comenta Iker, un policía nacional homosexual que prefiere no dar más datos sobre su identidad. Desde 1971, año en el que la mujer comenzó a incorporarse a los distintos cuerpos policiales, el número de féminas ha crecido en la policía, pero sigue habiendo una enorme diferencia con los hombres. Sin embargo, dentro de ellas, el número de lesbianas es alto. "Si eres una mujer lesbiana en el cuerpo pasas más desapercibida, pues incluso las más femeninas tienen que adoptar una pose masculina en ciertos servicios para imponer respeto", comenta Andrés, otro agente desde hace años.

Tanto Andrés como Iker son gays, y parece que ellos no lo tienen tan fácil para salir del armario dentro del Cuerpo. "A nadie le digo mi profesión. Acostumbro a contar que trabajo en un banco", sorprende el primero. "Cuando te encuentras con un compañero en un sitio de ambiente, se hacen los despistados". Él cree que falta mucho por progresar en este aspecto, y apunta a un ejemplo claro y cercano. "Los mossos de esquadra están más adelantados, no solo porque sean catalanes, sino porque son un cuerpo de más reciente formación". La realidad de los gays en el Cuerpo es clandestina. A menudo ninguno de sus compañeros lo saben, y suelen utilizar vías como Facebook, donde existen páginas privadas, para intercambiar sus experiencias. "Si hubiera dicho en la entrevista que era gay, creo que no entro", confirma.

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El fenómeno lésbico es confirmado por Isabel Tapia (en la foto), vicepresidenta de la Asociación de Policías Gays y Lesbianas españoles, Gaylespol. "A una agente lesbiana le resulta más fácil y ellos (policías hombres) la considerarían 'más cercana a ellos' por la actitud más "fuerte" profesionalmente hablando que ellos le presuponen a ella; mientras que a un gay dentro de un cuerpo policial le puede perjudicar un pensamiento de que "será más débil, más flojo" ante algunas actuaciones que deban ser más autoritarias o más contundentes por parte de sus compañeros 'heteros'".

A pesar de esto, Tapia reconoce que la igualdad real aún está lejos de conseguirse. "Según estadísticas recientes, por ejemplo del CNP, un 12% de sus componentes son mujeres", apunta. "Una mujer-policía, sólo por al hecho de ser mujer (sin tener en cuenta tampoco su opción sexual)  tiene que demostrar 'el doble' a sus compañeros y mandos, y el hecho de que es capaz de desarrollar las funciones propias de un agente de policía".

Desde 1971 hasta hoy, en el CNP se han dado pasos, pero aún queda un largo camino por recorrer. Para Tapia, lo importante sería que se dejase de tener en cuenta "que sea una mujer o mujer lesbiana", para que tan sólo se les valorase por su buena o mala "actitud profesional".

Podéis leer más información sobre los problemas de los polícas homosexuales en www.ociogay.com