Miedo y asco en el baño

Miedo y asco en el baño

Existen muchas leyes transfóbicas (algunas presentadas y otras en vigor) que se basan en la idea de que los transexuales son personas pervertidas que se visten con la ropa de una persona de distinto sexo. Y todo eso con el objetivo de entrar en el baño.

Joey Kotfica

¿Qué crees que va a pasar en el baño si mi hija transgénero, Samantha, está dentro con tu hija cisgénero (este término se utiliza para describir a personas que se identifican con el sexo que les fue asignado al nacer)?

Cuando pienso en mis experiencias en el baño de pequeña, no recuerdo haber enseñado mis genitales a nadie. Principalmente iba al baño para hacer pis. A veces hacía caca. De vez en cuando, me miraba en el espejo, completamente vestida, para comprobar que no se me salía ningún moco de la nariz y que no tenía pelos de loca. Y luego me iba. ¿Sabéis qué? Eso es lo que hace mi hija en el baño. Una niña transgénero es una niña que tiene unos genitales diferentes a los del resto de las niñas. No son pervertidas, no están confundidas y no dan miedo. Son personas que quieren ir al baño y asegurarse de que no se les han quedado restos de comida entre los dientes. Como todo el mundo.

Existen muchas leyes transfóbicas (algunas presentadas y otras en vigor) que se basan en la idea de que los transexuales son personas pervertidas que se visten con la ropa de una persona de distinto sexo. Y todo eso con el objetivo de entrar en el baño.

No es así.

Mi hija es una niña. Nadie haría lo que ha hecho ella -aguantar muchas inyecciones para detener el proceso de pubertad masculina, tomar hormonas en pequeñas dosis para que comience la pubertad femenina (tiene 14 años), corregir constantemente a las personas que se equivocan y se dirigen a ella como si fuera un chico y defenderse constantemente- sólo para conseguir entrar en el baño de las chicas. Piensa en ello. Nadie lo haría.

Sammy nunca le enseñaría los genitales a nadie por una razón muy sencilla: porque no le gustan. No los quiere. Lleva queriendo tener vagina desde los siete años. De hecho, al principio no quería tener vagina, quería tener una cola como los personajes de Avatar. En la película, los Na'vi tienen colas que hacen las veces de genitales tanto para hombres como para mujeres, y mi hija se dio cuenta de eso siendo muy pequeña. A Sammy le parecía un mundo ideal, un mundo en el que tanto los chicos como las chicas tienen los mismos genitales. Qué fácil sería todo. Entonces, al principio lo que quería era una cola Na'vi. Como lo de la cola no se podía y se sentía limitada por las aburridas opciones humanas, pensó que una vagina serviría.

Sin embargo, las personas transgénero presentan riesgos de automutilarse, particularmente los genitales. Como madre de una niña transgénero, estoy acostumbrada a recordarle que necesita casi todas las partes del pene para construir esa vagina que tanto quiere (y que tendrá, pase lo que pase, cuando cumpla 18 años; todavía no sé cómo, pero encontraré la manera). Afortunadamente, mi hija cuenta con un entorno que la apoya y sabe que haré lo que sea para ayudar. Me mudaré, me cambiaré de trabajo y encontraré un seguro médico que cubra el proceso de transición.

¿Por qué soy tan insistente? Porque tú tendrás miedo de mi hija, pero nosotras tenemos miedo de ti. Las personas transgénero tienen muchas probabilidades de sufrir acoso, intimidación o palizas, de quedarse sin casa y sin trabajo, o incluso de ser asesinadas. Muchas más probabilidades que cualquier otro grupo de personas. Me gustaría que se someta a una operación de reasignación de sexo si quiere. No quiero que tenga que hacerlo, pero quiero que tenga la opción de entrar en un baño de mujeres sin que nadie le diga nada. Incluso en países o estados como Carolina del Norte o Georgia (Estados Unidos), que intentan negarle el derecho a hacer pis en un lugar en el que ella se siente segura.

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Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.

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