República Centroafricana : la receta de la infelicidad

República Centroafricana : la receta de la infelicidad

© Pablo Tosco / Oxfam Intermón

República Centroafricana es un país del que casi nunca se habla, sólo cuando pasa algo malo. De hecho hay quien no sabe ni que existe. Ha sufrido crisis cíclicas desde su independencia y es uno de los más pobres del mundo.

Según un informe de Naciones Unidas, es el país más infeliz del mundo y según otro, también de la ONU, está el último en el Índice de Desarrollo Humano, un indicador que mide varios aspectos del bienestar, más allá de lo económico.

Las personas podemos plantearnos la felicidad cuando tenemos las necesidades básicas cubiertas. Si nos ocurre lo contrario, estamos pensando sólo en sobrevivir: conseguir algo de comer para nuestras familias, tener agua potable, evitar que nos maten o nos violen. Y eso, sin duda, lleva a la infelicidad.

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He aquí algunos de los motivos que explican por qué República Centroafricana no puede considerarse un país feliz:

La mitad de la población pasa hambre y sólo come una vez al día: Cerca del 60% de los centroafricanos vive de la agricultura, pero sólo el 37 % de ellos ha podido cultivar el año 2016, debido a la falta de acceso a la tierra y a la inseguridad persistente, sobre todo en las zonas rurales.

El 60% del país está en manos de grupos armados: mujeres y niñas sufren acoso y violaciones en sus desplazamientos y muchos civiles se ven confinados y privados de libertad de movimientos. A pesar de las pacíficas elecciones presidenciales de hace un año, y numerosos avances en desarme y seguridad, los grupos armados continúan perpetrando ataques violentos contra la población, sobre todo fuera de la capital.

Uno de cada 5 centroafricanos está fuera de sus casas: tres años después de que estallara la última crisis política, en este país de menos de 5 millones de habitantes hay más de 421.000 personas que han tenido que dejar su casa por la violencia y malviven por todo el país, y 426.000 que han buscado refugio en los países vecinos, principalmente Camerún, Chad y República Democrática del Congo.

La mitad de la población necesita ayuda humanitaria: la situación es realmente crítica. Sin embargo, la respuesta humanitaria no recibe fondos: sólo se ha financiado en un 5% en lo que va de año. En 2016 sólo se cubrieron el 36% de los fondos, poniendo la respuesta humanitaria en una situación muy crítica.

A pesar de las estadísticas pesimistas, de las cifras negativas, de la acumulación de desgracias, la población de este país no deja de sorprenderme todos los días por la gran capacidad de sobreponerse a las dificultades, por su disposición a empezar de nuevo una y otra vez, como esos muñecos que siempre caen de pié. Puede que no sean los más felices, pero puedo aseguraros que se cuentan entre los más resilientes y valientes.

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