La verdadera razón que ha llevado a Alemania a reconocer el genocidio armenio

La verdadera razón que ha llevado a Alemania a reconocer el genocidio armenio

Si bien este reconocimiento político -tardío- de una verdad histórica alegra a los partidarios de la justicia y de la moral, también intriga a quienes se interesan por las relaciones internacionales contemporáneas. ¿Por qué esta resolución ahora que las relaciones germano-turcas están más tensas que nunca? ¿Por qué no se hizo el año pasado, cuando habría tenido más impacto por ser el centenario del genocidio?

AFP

El Parlamento alemán ha adoptado este jueves 2 de junio una resolución de "reconocimiento del genocidio de los armenios y de otras minorías cristianas por parte del Imperio otomano".

Si bien este reconocimiento político -tardío- de una verdad histórica alegrará evidentemente a los partidarios de la justicia y de la moral, también intrigará a los que se interesan por las relaciones internacionales contemporáneas. ¿Por qué esta resolución? ¿Por qué ahora que las relaciones germano turcas son más tensas que nunca? ¿Por qué no se hizo el año pasado, cuando habría tenido más impacto por ser el centenario del genocidio?

Para Merkel, es una forma de dar a entender a Erdogan que ha llegado demasiado lejos en su chantaje con los refugiados.

La respuesta está en la cuestión y, como suele ocurrir, es la evolución coyuntural de las circunstancias políticas lo que ha hecho necesario este avance político estructural. La resolución podría haberse tomado hace mucho tiempo, pero el poder alemán ha preferido adoptarla ahora por oportunismo. Para la señora Merkel y su gobierno, es una forma de reafirmar los vínculos reales de poder entre Berlín y Ankara, dando a entender indirectamente al señor Erdogan que ha llegado demasiado lejos en su chantaje con los refugiados.

El hombre fuerte de Ankara ya vitupera y amenaza a Alemania con diversas y variadas represalias. Pero existen motivos para dudar que Turquía esté en condiciones de enfadar a Berlín tras haber roto los puentes con Moscú y haber reducido a la nada su influencia en Oriente Próximo.

En ese sentido, se puede analizar el camino recorrido desde 2015, cuando se retiró una resolución similar del orden del día del Bundestag bajo presión probable de Frank-Walter Steinmeier, ministro alemán de Relaciones Exteriores. Todo ello pese a que el presidente Joachim Gauck y el presidente del Bundestag Norbert Lammert habían evocado abiertamente el genocidio durante el discurso de homenaje por el centenario de este crimen. Resulta plausible que en esa época la diplomacia alemana creyera todavía en la sinceridad de Turquía en su voluntad de limitar el flujo de refugiados y en su eficacia a la hora de aplicar los acuerdos previstos. Pero ese no es el caso en la actualidad.

No obstante, los términos de la resolución adoptada -y la forma en que ha sido adoptada- son remarcables. El conjunto de la clase política alemana (conservadores, socialistas, verdes e izquierda radical) ha apoyado esta iniciativa a través de dos resoluciones separadas (CDU/CSU-SPD-Verdes, por una parte, y La Izquierda, por otra).

Aunque el presidente de los Verdes alemanes apoyó en un principio al AKP como fuerza en defensa de la democratización, hoy es uno de sus detractores más críticos.

Si evaluamos el progreso político de los Verdes y de los socialistas alemanes, descubrimos que desde el año 2000 los socialdemócratas y los Verdes alemanes y europeos han apoyado masivamente la política negacionista de Ankara, cegados por las promesas que formulaba el AKP (el partido de Erdogan) a raíz de la democratización de Turquía y también por un despliegue antimilitarista del movimiento islamista que resonaba con su ADN. Pero desde hace varios años, estos movimientos progresistas han abierto el párpado. El caso del presidente de los Verdes alemanes, Özdemir, circasiano de origen turco, es especialmente emblemático: aunque apoyó al AKP de entonces como fuerza en defensa de la democratización de su país de origen, hoy es uno de los detractores más críticos con respecto al tratamiento que Ankara reserva a sus minorías y a sus demócratas.

El contenido de la resolución adoptada por una aplastante mayoría también impresiona al compararla con la resolución que ya adoptó el Parlamento alemán hace 11 años. En ese texto de 2005 (en aquella época, defendido por la joven promesa de los conservadores, una tal Angela Merkel), el Bundestag se abstuvo de emplear la palabra 'genocidio', relegándola simplemente a la exposición de motivos.

En cambio, la resolución adoptada estos días resulta irreprochable: no sólo emplea sin rodeos el término políticamente significativo de 'genocidio' (incluso en el título), sino que además insiste en la necesidad educativa para las "universidades alemanas de tratar la deportación y exterminación de los armenios en el contexto del análisis de la historia de los conflictos étnicos en el siglo XX en los programas curriculares y de informar a las generaciones futuras".

Por experiencia propia con respecto al Holocausto, Alemania sabe mejor que nadie que a Turquía no le queda otra que reconocer plenamente el genocidio armenio.

Lejos de contentarse con culpar solamente a los turcos, la resolución insiste en "la responsabilidad parcial del Imperio alemán" y en "el papel deplorable" llevado a cabo en aquella época por Alemania para animar "al gobierno federal a seguir dedicando atención a la memoria y al tratamiento de las deportaciones y de las masacres de los armenios en 1915".

Hay que alabar al Bundestag y el coraje político con el que ha adoptado una resolución tan fuerte, aunque finalmente esto sea poco sorprendente. A través del reconocimiento de su responsabilidad en el Holocausto, Alemania sabe mejor que nadie que a Turquía no le queda otra que reconocer plenamente el genocidio armenio.

Es justo lo que dice la resolución al afirmar: "Nuestra propia experiencia histórica en Alemania demuestra hasta qué punto le cuesta a una sociedad pasar página tras un capítulo sombrío de su pasado. No obstante, la base más importante para la reconciliación tanto en el seno de la sociedad como con los demás consiste en una evaluación honesta de la historia".

Por lo demás, la intelligentsia alemana comprende cada vez menos por qué Alemania tuvo que excusarse e implicarse en una política de reparación hacia el pueblo judío y por qué Turquía puede librarse de ello con respecto al pueblo armenio. A principios de mayo, un centenar de célebres intelectuales alemanes pidió a Merkel que priorizara la resolución adoptada este jueves.

Es en esa sensibilidad particular de los alemanes -más allá de las circunstancias políticas de las relaciones germanoturcas y a pesar de las presiones de una fuerte minoría turca cada vez más comunitarizada- donde hay que buscar los motivos de una resolución tan audaz.

Este post fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano