Querida mamá con iPhone: lo estás haciendo bien

Querida mamá con iPhone: lo estás haciendo bien

No te voy a juzgar. No te conozco. No conozco tu historia. Pero sé que no es necesario que supervises cada salto, brinco, giro, pirueta, mordisco, canción, baile, pestañeo o respiración para ser una buena madre. Hay muchas cosas que demandan nuestra atención en esta vida de padres...

Jennifer Hicks

Querida mamá con iPhone:

Te veo en el parque con los niños, móvil en mano. Tus querubines corretean a tu alrededor y exclaman: "¡Mamá, mira!". Disfrutan bajando por el tobogán, gritando: "¡Mamá, mira!". Y cuando, una vez más, suben las escaleras del tobogán, vuelven a gritar: "¡¡Mamá, quiero que me mires!! ¡Mírame, mamá! ¡Mamá! ¡¡Mamá!! ¡¡¡MAMÁ!!!".

Pero tú no les estás mirando... porque estás con el móvil, en Facebook, en Pinterest, o mirando el correo.

No estás mirando... porque has estado mirando todo lo que tu hijo ha hecho antes de llegar al parque. TODO.

Le has mirado mientras desayunaba y jugaba con la comida. Le has mirado cuando ha puesto el tenedor boca abajo y ha pinchado los trozos de comida con el mango, mientras decía: "¡Mamá, mira lo que hago!". Y luego ha cogido la servilleta y se la ha puesto en la cabeza. Y tú le estabas mirando.

También estabas mirando cuando tu hija elegía su ropa; hoy sólo podía ponerse la camiseta del mono. Y luego la has mirado mientras se vestía. Has visto sus esfuerzos por ponerse los calcetines... decidida a hacerlo ella sola. La estabas mirando y la has ayudado, pero sabiendo que ella también tiene que hacerlo, como parte de su aprendizaje y crecimiento.

La mirabas cuando se acurrucada en su cama. La mirabas cuando jugaba con sus peluches. La mirabas cuando apartaba sus juguetes. Lentamente. Parándose a jugar con ellos cuando se dirigía a guardarlos en su caja. La estabas mirando en todo momento.

Has mirado cómo tus hijos se cepillaban los dientes y el pelo. Les has visto jugar con bloques y plastilina, y bailar. Te has unido a ellos porque te encanta ser parte de su diversión. Les has supervisado cuando hacían caca, y les has ayudado a limpiarse. Les has visto salpicar agua en el lavabo. Les has visto bajarse de un salto de la banqueta y corretear por la casa con las manos mojadas.

Has estado mirando a tus hijos, jugando con ellos, ayudándoles, cantando y bailando con ellos toda la mañana. Todo el día. Y ahora, en el parque, cuando pueden correr y jugar, decides tomarte unos minutos para ti misma y tu teléfono.

Quizás trabajas desde casa y en realidad sigues trabajando, revisando el correo electrónico, respondiendo a clientes y enviando una oferta. Tus afortunados hijos tienen el privilegio de pasar el tiempo jugando fuera, de hacer nuevos amigos, de desfogar, de disfrutar del sol. Felicidades por proporcionar a tus hijos una forma tan divertida de pasar el día mientras tú te ocupas de tus asuntos.

Quizá tienes un amigo o un familiar que ha estado enfermo, y te estás tomando un tiempo mientras los niños están a sus cosas para enviarle algún mensaje e interesarte por él, acordando el día para quedar para cenar. Puede que estés mirando el correo porque esperas que te envíen los resultados de una prueba. Quizá estás escribiendo o leyendo algún mensaje alegre en Facebook, o dando tus condolencias por la pérdida de un ser querido. Todo eso mientras tus hijos juegan y gozan del tiempo al aire libre.

Quizá estás en Pinterest buscando ideas para ayudar a tus hijos a adaptarse a la nueva situación de su padre: encontrando herramientas para estar conectados o buscando ideas para prepararle una fiesta de bienvenida.

Puede que tengas un hijo mayor en la escuela y su maestro te haya escrito un e-mail porque está preocupado por su comportamiento... y ahora que tienes un momento mientras tus hijos pequeños juegan alegremente en el parque, le respondes.

Tal vez te des cuenta de que mirar a tus hijos cada segundo y cada día resulta innecesario y de que es completamente aceptable y bueno para todas las partes implicadas que tú tengas unos minutos para ti misma. En el parque. Con tu móvil.

Así que a ti, querida mamá con el iPhone, te digo lo siguiente:

No te voy a juzgar. No te conozco. No conozco tu historia. Pero sé que no es necesario que supervises cada salto, brinco, giro, pirueta, balanceo, mordisco, canción, baile, pestañeo o respiración para ser una buena madre. Hay muchas cosas que demandan nuestra atención en esta vida de padres... y mucho que queremos absorber y disfrutar. Hay muchas cosas que ocurren en nuestra vida fuera de la crianza que no podemos descuidar. Aunque la crianza puede ser una de las labores más importantes y gratificantes, no es la única. Todos nos esforzamos por encontrar un equilibrio en el que nos sintamos satisfechos de poder sacar tiempo para todo. Y que conste que todos fracasamos en esto. Todos y cada uno de nosotros deseamos ser mejores en la gestión de nuestras responsabilidades... y muchos de nosotros pasamos tiempo martirizándonos por la manera en que lo estamos haciendo. Pero lo estás haciendo bien. Siempre que hagas todo lo posible por que todo funcione en tu familia, lo estás haciendo bien, y eso es lo que importa.

De hecho, es bueno que tus hijos sepan que no son el centro de tu atención en cada segundo que pasa. Es bueno que aprendan a jugar de forma independiente y que hagan cosas solos sin que los feliciten por nimiedades. Dejar que aprendan que hay cosas gratificantes sólo por lo divertidas que son, y no por las felicitaciones y atenciones que conllevan, es una buena forma de crianza.

Así que, encuentra tu equilibrio. Sé madre, mujer, hermana, hija, amiga, vecina, maestra, trabajadora... Ponte en la piel de todos los papeles que haya que desempeñar. Haz lo que tengas que hacer, lo cual a veces implicará tomarte un tiempo para ti misma, aunque sólo sea para mirar Facebook mientras tu hijo corretea jugando por el parque.

Atentamente,

La mamá con iPhone que no te juzga por el tuyo

Este post apareció originalmente en reallifeparentingblog.com.

Traducción de Marina Velasco Serrano