La diversidad es el mejor regalo que puedo darle a mi hija

La diversidad es el mejor regalo que puedo darle a mi hija

Me encantan los niños pequeños. Me encanta lo inocentes, sinceros y contundentes que son sus pensamientos. Me encanta que no hayan caído en las exigencias y las estipulaciones de la sociedad en cuanto a género y sexualidad se refiere.

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Hace una semana, más o menos, mi hija me susurró algo mientras estábamos cenando.

Me dijo: "Mamá, soy la novia de Paxton".

Yo me reí y le respondí: "¿Ah, sí?".

Maggie sólo tiene tres años y medio. El mero hecho de que supiera lo que significa la palabra "novia" ya me sorprendió. Pensaba que de momento no tendría que preocuparme de ese tipo de cosas, por lo menos no hasta primaria.

La parte divertida de la historia viene ahora. Después de esa confesión me dijo: "Pero creo que voy a casarme con Sierra cuando sea mayor".

Me encantan los niños pequeños. Me encanta lo inocentes, sinceros y contundentes que son sus pensamientos. Me encanta que no hayan caído en las exigencias y las estipulaciones de la sociedad en cuanto a género y sexualidad se refiere. Me encanta cómo todavía no se han definido los estándares de masculinidad y feminidad, esos en los que intentamos encajar los adultos.

Como madre, me resulta muy interesante tener siempre la mente abierta porque yo no disfruté de ese privilegio de pequeña. No es que mis padres fueran extremadamente cerrados, pero hubo muchas veces en las que no tenía la sensación de poder ser yo misma. No me podía vestir como quería, no podía comportarme de una manera en la que me sentía cómoda y no podía hablar sin tapujos sobre las chicas que me gustaban. No quería que me juzgasen ni que me hicieran sentir mal por actuar de una manera que a mí me parecía natural. Por eso, escondí mi forma de ser durante la mayor parte de mi etapa de adolescente, y eso me marcó.

Pero ahora soy madre. Vivimos en épocas distintas y, después de haber pasado por eso, me esfuerzo por decirle a mi hija que puede ser ella misma sin que nadie la juzgue. Puede ponerse vestidos y pintarse las uñas de colores diferentes si así es cómo le gusta expresarse, si eso es lo que le hace sentir bien o si eso es lo que le hace estar contenta.

Si quiere, Maggie puede ser la novia de Paxton. También puede casarse con Sierra cuando sea mayor. Me da igual. El mero hecho de que se sienta cómoda hablándolo conmigo teniendo sólo 3 años me hace querer saltar de alegría. Se merece tiempo y espacio para descubrir quién es y para vivirlo al máximo. Todos nos lo merecemos. Desgraciadamente, muchos de nosotros no tuvimos esta oportunidad cuando éramos pequeños. Por eso se la estoy dando a Maggie.

Eso sí, no voy a dejar que salga con nadie hasta que tenga 25 años.

Este post se publicó en la 'Revista Curve' como parte de la serie de blogs 'Mr. Mom' de Lyndsey.

Este post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.