Tengo 30 años y no tengo ni marido ni hijos, pero me siento realizada, así que dejadme en paz

Tengo 30 años y no tengo ni marido ni hijos, pero me siento realizada, así que dejadme en paz

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Cumplo 30 años en unos días. Concretamente, el 21 de mayo, por si queréis celebrarlo.

Y no dejo de preguntarme qué voy a hacer. Es una chorrada, pero tengo la impresión de que no tengo nada que celebrar.

Te explico.

Como muchas personas, tenía una lista inconsciente de cosas que me gustaría haber hecho antes de los 30 años:

  • Tener un buen trabajo que me dé tranquilidad financiera
  • Una pareja. En mi mente, yo ya estaría casada o prometida
  • Un bebé, ya fuera recién nacido o en camino
  • Una casa comprada.

Lo típico, vaya.

Y aunque, objetivamente, no tengo de qué quejarme, sólo he conseguido una de las cuatro cosas anteriores.

He tenido éxito en el sentido de que estoy en sintonía con quien soy, con mis valores. En mi vida, aunque atraviese dificultades por momentos y aunque mis emociones sean una montaña rusa, cada vez siento que tengo más fluidez.

Hago lo que me gusta cada día. Creo, marco la diferencia y gano dinero haciéndolo.

Sé que si muero mañana, podré decir que no me he estado quieta, así que me iré sin remordimientos. Creo que es más de lo que muchas personas podrían decirse a mi edad.

Dicho esto, si hay otros —quizá entre vosotros— que se bloquean un poco con la idea de no sentirse satisfechos profesionalmente antes de los 30 (spoiler: ¡fuera presión!), he descubierto que en mi caso es otra cosa la que me mueve.

Crecí en un tejido económico y social muy particular: en las Antillas.

Creo que las mujeres antillanas —en todo caso, de la generación que ha influido en mí— tienen una relación muy extraña con los hombres.

Yo, casi con 30 años, sin marido y sin hijo, soy una anomalía.

Ya cuando tenía 21 años, después de separarme de mi primer novio, recuerdo que mi tía se lamentaba de que se hubiera ido "sin darte un hijo". Ouch.

He oído varias veces a diferentes mujeres dirigirse a otras diciéndoles: "Ay, no eres capaz de conservar a un hombre".

Sé que mi madre sufrió mucho ciertos estigmas porque era madre soltera y porque se vio desengañada con el amor en varias ocasiones.

"No eres capaz de conservar a un hombre". Qué frase tan cruel.

Hasta el punto de que sé que si vuelvo a casa, seré un poco la vergüenza.

No por parte de mi familia, sino como algo general. La última vez que viniste, tenías novio, teníamos esperanzas en vosotros, ibais en la buena dirección, la del matrimonio y los hijos... y ahora ahí estás... sola.

Soy muy afortunada por tener una madre que pasa de todo esto (aunque es verdad que quiere que le dé nietos) y que nunca me ha presionado ni por una cosa ni por la otra; al contrario, siempre me ha apoyado en mis decisiones. De hecho, una de sus frases preferidas es: "Haz lo que quieras, vive tu vida".

Pero aunque no recibo críticas directas de mi familia cercana, imaginad qué será de una chica que ni siquiera tiene un nido en el que refugiarse.

Me refiero al combo hombre + hijo (el matrimonio es opcional, y el hijo cuenta más que la pareja)... En fin, supongo que cada cual tendrá sus presiones.

Aunque hago todo por crear la vida que quiero, según ciertos estándares, soy una fracasada.

Una vez me contaron que alguien dijo esto sobre mí: "Hay que comprometerse en la vida, no todo es el dinero".

¡Vaya!

O sea, que yo soy una DE ESAS.

Una de esas mujeres obsesionadas con su carrera profesional, que ante todo se interesa por su éxito personal, por triunfar en la vida, mientras que es 'incapaz' de mantener a un hombre y de fundar una familia.

Es como si en nuestra sociedad, nuestros éxitos profesiones se valoraran SÓLO SI van acompañados de éxitos personales. Joder con la presión.

Así que da igual lo que hayas conseguido (y más nos vale darlo todo), porque nunca es suficiente.

Estás casada pero sin hijos —> ¿El bebé para cuándo?

Tienes un hijo pero no estás casada —> ¿Vives en pecado?

Tienes trabajo pero no pareja —> Eres una persona (mujer, en general) fría e interesada en el dinero.

Tienes pareja pero no trabajo —> ¿Pero qué narices haces con tu vida?

Además, me he dado cuenta de que las personas que emiten estas críticas tampoco es que hayan triunfado siempre en todos los aspectos de su vida.

En general, cuando te va bien en la vida personal, sabes lo que te ha costado llegar hasta ahí, así que dejas de joder a la gente.

Lo mismo en la vida laboral: la gente que tiene éxito rara vez se mete con aquellos que lo intentan y se esfuerzan. ¿Por qué? Porque saben que no es fácil.

Que nos dejen en paz, carajo.

Que nos dejen vivir un poco.

No era consciente de que tenía esta creencia subyacente y fue al hablarlo y discutirlo cuando entendí que me estaba pasando esto.

Básicamente, que celebrar mi cumpleaños soltera era un #FAIL, un fracaso.

Es una pena.

Así que, aquí va mi invitación:

¡CELEBRAD LA VIDA!

Celebra tus logros, sea cual sea el plan, seas cuales sean las expectativas del resto del mundo. Acéptalo y entiende que hay muchos aspectos de tu vida que seguramente envidia mucha gente.

Admite que molas. Independientemente de si tienes la impresión de ir encaminado o de si crees que estás fuera de pista. Pasa del tema. La vida es lo que se hace cada día.

Y, como siempre dice mi madre, esa mujer sabia: "Has nacido tú solita/o". Eso significa que nadie vive tu vida en tu lugar. Nadie sabe lo que te ha tocado vivir o atravesar. Nadie sabe qué decisiones has tenido que tomar. Nadie sabe contra qué luchas. Nadie lo sabe aparte de ti.

Y la única persona a la que tienes que rendir cuentas eres tú (y, a veces, ni siquiera).

Ay, qué bien me ha sentado escribir esto.

Compartidlo con quien pueda tener necesidad de leerlo.

Este post se publicó originalmente en el blog Lyvia Débloque!

El post fue publicado anteriormente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano

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