Ciencias inexactas

Ciencias inexactas

Un ingeniero de caminos o un profesional sanitario que acumulara el bagaje de fracasos que atesoran los expertos en demoscopia perderían sus trabajos más pronto que tarde. Curiosa profesión ésa, en la que uno puede equivocarse de manera garrafal sin que los errores tengan aparentes consecuencias.

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Foto: EFE

"Lo único seguro en estas elecciones es el sorpasso". Tal fue el mensaje rotundo que hace unos días lanzaba, en un programa de televisión de gran audiencia en prime time, un conocido miembro del gremio de los expertos en demoscopia. Y no fue el único. Curiosa profesión ésa, en la que uno puede equivocarse de manera garrafal sin que los errores tengan aparentes consecuencias. Un ingeniero de caminos o un profesional sanitario que acumulara el bagaje de fracasos que atesoran los expertos en demoscopia perderían sus trabajos más pronto que tarde.

Aquí no pasa eso, aunque no es un mal exclusivamente español. Muchas botellas de champán languidecen en los frigoríficos británicos por culpa de unas encuestas que se equivocaron groseramente en el referéndum del Brexit. Parece evidente que el espíritu del rebaño, estudiado por sus colegas sociólogos, se manifiesta en el pintoresco sector económico de las empresas de encuestas. Espíritu del rebaño, o terror pánico a ser el único en equivocarse. Si todos la pifiamos, parecen pensar, es que la cosa era difícil; nos libramos de la censura pública, porque, con todas nuestras equivocaciones, cuando vengan nuevas consultas nos volverán a llamar para rellenar páginas de periódico o minutos de televisión.

Sin embargo, uno no puede dejar de pensar en que además de la torpeza, o la evidencia de que la expresión ciencias sociales tiene cierto tufillo a oxímoron, hay algo más. Algo que tiene que ver con intereses empresariales puros y duros. Con quién paga qué. Porque, hoy 27 de junio, parece evidente que el aumento de votos del PP se debe al miedo: miedo a que llegaran los rojos asilvestrados y tomaran el poder. Miedo a que subieran impuestos y llevaran a la práctica alguna de sus viejas, y ahora prudentemente silenciadas, amenazas. Si en el PSOE había miedo al sorpasso, mucho más lo había entre la derecha de toda la vida, esa que tiene la ideología en una cuenta cifrada. Y a ese miedo de efectos apelmazantes en la derecha contribuyeron sobremanera los expertos demoscópicos y sus agresivas cocinas. No les pasará nada; nadie con capacidad para firmar contratos les pedirá explicaciones. Quizá han hecho lo que se esperaba de ellos.