Fumar no sale a cuenta (tampoco a Don Draper)

Fumar no sale a cuenta (tampoco a Don Draper)

En 2012 ya sabemos de sobra que el tabaco, además de matar a los ciudadanos, no es rentable ni para las economías familiares ni para ninguna administración. No tiene ninguna justificación que favorezcamos de nuevo su consumo.

Fumar provoca cáncer

Hace más de medio siglo que sabemos que fumar perjudica gravemente la salud. La primera escena de Mad Men, la exitosa serie de TV estadounidense que cuenta la vida de un grupo de publicistas en la calle Madison de Nueva York, se sitúa en un bar de la ciudad, a comienzos de 1960, atestado de personas fumando. Entre ellos está el director creativo Don Draper (interpretado por Jon Hamm), que en ese momento está trabajando en una campaña publicitaria para una conocida marca de cigarillos, principal cliente de su agencia, después de que la comisión de comercio del Gobierno de EEUU haya prohibido seguir publicitando que fumar es sano. Ese episodio piloto, Smoke Gets In Your Eyes (el humo ciega tus ojos), termina con Draper seduciendo al dueño de la tabaquera con un eslogan que ignora elegantemente que fumar es peligroso.

Cincuenta años más tarde, el tabaco mata cada año a 5 millones de personas en el mundo, 1 de cada 10 del total de adulto fallecidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El cáncer de pulmón es la segunda causa de muerte en los países industrializados y la primera por tumores, como recoge Globocan. El tabaco causa cerca del 90% de los cánceres de pulmón en hombres, y entre el 55% y el 80% en mujeres (este porcentaje se ha disparado en los últimos 30 años, según Chest Journal). El 10% de los accidentes cardiovasculares se atribuye al consumo de tabaco. La incidencia de cáncer de mama y vejiga, entre otros, también se acelera por el consumo de tabaco.

En España, se registran cada año cerca de 20.000 casos de cáncer de pulmón, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La supervivencia de los afectados al cabo de 5 años es inferior al 15%, como recoge la Encuesta Nacional de Salud (ENS). Esto supone la muerte de decenas de miles de fumadores españoles todos los años, entre ellos, muchos fumadores pasivos.

En las últimas semanas, en medio de la vorágine de noticias sobre la crisis economómica, sus consecuencias y las propuestas para superarla, volvió a colarse en el debate público la idea de suavizar la prohibición de consumir tabaco en lugares públicos. Cualquier posibilidad de marcha atrás reguladora en este sentido parece, sin duda preocupante. Por poner un ejemplo, ¿reconsideraría alguien el uso de asbestos en la construccion?

Fumar acelera el envejecimiento de las células

Fumar genera sustancias químicas nocivas para el material genético de nuestras células, lo que produce mutaciones que pueden favorecer tanto la aparición del cáncer como el envejecimiento. Recientemente se ha visto que fumar es uno de los factores que más acelera el envejecimiento del organismo; y esto lo hace, en parte, haciendo que perdamos más rápido las estructuras que protegen nuestros cromosomas, los llamados telómeros.

En otras palabras, los fumadores tienen telómeros mas cortos y una edad biológica mayor que la correspondiente a su edad cronológica. Esto aumenta su riesgo de padecer cualquier enfermedad asociada al envejecimiento y de acortar su vida de manera proporcional al número de paquetes de cigarillos fumados.

Fumar no es rentable, ni para las familas ni para la sociedad

Quizás saber que un determinado hábito es nefasto para la salud no es suficiente para que lo abandonemos. Al fin y al cabo, es muy fácil conseguir cigarillos, y en nuestro país aún perdura una cierta asociación entre fumar y una vida glamurosa, libre, aventurera, divertida. El tabaco es aún un gran negocio para algunos sectores de la sociedad, pero es importante dejar claro que también es prejudicial económicamente para la economía nacional y para la economía familiar.

El coste económico particular del consumo de tabaco es tremendo. Numerosos estudios han revelado que en los hogares más pobres de algunos países de bajos ingresos los productos del tabaco representan hasta un 10% de los gastos familiares. Además de los elevados gastos de salud pública relacionados con el tratamiento de enfermedades causadas por el tabaco, como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), el tabaco mata a las personas en la cúspide de su vida productiva, privando a las familias de su sustento y a las naciones de una fuerza de trabajo sana. Los consumidores de tabaco son, además, menos productivos durante su vida, principalmene por su mayor vulnerabilidad a las enfermedades.

Una amenaza en aumento para las mujeres fumadoras

En 1964 -cuatro años después de que Don Draper consiguiera con éxito seguir publicitando de manera positiva su cuenta de la conocida marca de cigarrillos-, el Surgeon General de EEUU, el principal portavoz en materia de salud pública de la nación, emitió un histórico informe titulado Smoking and Health (fumar y salud), cuya principal conclusión es que fumar produce cáncer.

Algunos países reaccionaron con firmeza al conocer este hecho científico. Por ejemplo, el Reino Unido, donde ya en 1965 se prohibió emitir anuncios de tabaco en televisión. Sin embargo, no fue hasta finales de la década de 1990, de nuevo en EEUU, cuando se empezó a limitar en serio el consumo de tabaco en cafés, bares y otro tipo de espacios públicos. Nueva York fue pionera en 2003 prohibiendo fumar en prácticamente todos los espacios públicos de la ciudad. Esta misma norma ha llegado a la mayor parte de los países del primer mundo ya entrado el siglo XXI; en España entró en vigor el año pasado.

Costó medio siglo, pero al final la evidencia científica y la preocupación por la salud se impuso a otro tipo de intereses. No obstante, aún hay motivos de alarma. Desde 1964, coincidiendo con el inicio de las restricciones, los hombres, que entonces eran los principales consumidores de tabaco, empezaron a abandonar el hábito progresivamente (antes de la Segunda Guerra Mundial el 65% de los hombre eran fumadores, ahora, son el 22%), pero en cambio las mujeres empezaron a adquirirlo.

En los últimos años ha disminuido progresivamente la incidencia de cáncer de pulmón en hombres, pero se ha duplicado en mujeres. Se prevé, como consecuencia, que en 2020 el cáncer de pulmón sea ya el más mortal entre las mujeres, por delante del de mama. Esto ha sido consecuencia de sofisticadas estrategias comerciales iniciadas en las décadas de 1950 y 1960 del siglo pasado en las que la mujer que fuma aparece como una mujer glamurosa, libre y sofisticada -como antes se vendía solo a los hombres-, sin importar incluso que estuviese embarazada.

 

Fumar está hoy día asociado a la incultura y la pobreza en EE UU

¿De verdad que el tabaco es glamuroso? El tabaco, la incultura y la pobreza están ya indisolublemente ligados en países como EE UU, donde fumar ya no está bien visto entre las clases sociales de mayor nivel cultural y económico. No obstante, también allí la batalla contra el tabaquismo sigue en pie. En Nueva York, poco después de entrar en vigor la prohibición de fumar en espacios públicos, empezaron a proliferar los llamados smokeasis, locales aptos para fumadores, forzando a las autoridades a desarrollar hasta hoy nuevas formas de prohibición para defender la salud pública.

Los guionistas de Mad Men volvieron a emplear la palabra smoke (humo) en el título de un capítulo en la cuarta temporada. En el episodio 12 -50 capítulos después del piloto-, titulado Blowing smoke (echando humo), Draper y lo suyos, ya en 1964, sufren a su modo las consecuencias del informe Smoking and Health del Surgeon General de EE UU. La tabaquera que sustentaba su negocio (advierto de que viene un spoiler) abandona la agencia, tras 25 años de colaboración, dejándoles al borde de la ruina. La reacción de Draper, tras encontrarse con una examante que aparecía también en aquel episodio piloto y que ahora está arruinada por el consumo de drogas, es publicar una carta-anuncio a toda página en The New York Times.

Draper titula su texto Why I'm Quitting Tobacco (por qué dejo el tabaco), aunque mientras lo escribe, fuma (los personajes de Mad Men beben y fuman constantemente, como parte de la ambientación de época, o quizás una innovadora forma de distinguirse ahora que casi nadie fuma o bebe en el cine y la televisión). En su manifiesto, el ingenioso publicista describe el tabaco como "un producto que nunca mejora, que provoca enfermedades y que hace a la gente infeliz", y reconoce que del mismo modo que a los fumadores les cuesta dejarlo, a él le costaba renunciar al dinero que le hacía ganar.

En 2012 ya sabemos de sobra que el tabaco, además de matar a los ciudadanos, no es rentable ni para las economías familiares ni para ninguna administración. No tiene ninguna justificación que favorezcamos de nuevo su consumo. No tiene ningún sentido que retrocedamos medio siglo atrás.