¡Ahorrad, ahorrad, malditos!

¡Ahorrad, ahorrad, malditos!

Getty Images/iStockphoto

Todos a comprar el cerdito. Yo ya lo tengo. De barro. De los de toda la vida. Me rondaba en la cabeza el adquirirlo cuando Celia Villalobos contó la estupidez esa de que había que guardar dos euros al mes, desde muy jovencitos, para asegurarse una vejez sin sobresaltos. Pero ahora ha sido Rajoy quien lo ha corroborado. Palabras mayores. Hay que ahorrar para "complementar" la pensión de jubilación, y también para poder dar estudios a los hijos. Como se decía antes, que este hombre, muy moderno no es.

Y por si fuera poco, las aseguradoras se han subido al carro aconsejando que vendamos las viviendas y acudamos a ellas (las grandes empresas de seguros) para disfrutar de un mañana sin estrecheces. La fórmula, muy fácil. Se desprende una de su techo, pone a la venta lo que quizá es lo único cierto que tiene, y la aseguradora prorratea el valor de la casa en función de la esperanza de vida de la persona y te va pagando la cantidad mes a mes, para complementar la pensión. Si el dinero se acaba antes, mala suerte. Si te mueres antes, gana la Banca.

Nos piden ahorro cuando la mayoría no llegamos a fin de mes, ni a mediados, o que nos desprendamos de lo único sólido de nuestras vidas, la casa

El cerdito me mira con cara de tonto desde la estantería, supongo que porque no sabe lo que pinta ahí, y también porque no entiende que en los días que habita en mi casa sólo me haya acercado a él para quitarle el polvo, y no para "darle de comer". Ni los dos euros de la Villalobos.

Sería para reírse si no fuera indignante, insultante y humillante. En cualquiera de sus formas y de los "consejeros" que poco menos nos culpan a nosotros de estar preparándonos un futuro más negro que los pies de Cristo. Nos piden ahorro cuando la mayoría no llegamos a fin de mes. Ni a mediados, en muchos casos. O que nos desprendamos de lo único sólido de nuestras vidas, la casa, adquirida a menudo con muchos sufrimientos, y a un coste probablemente mayor del que tiene ahora.

Y lo dicen quienes ven con buenos ojos, que para eso han puesto los medios, que los sueldos se rebajen hasta lo humillante, que, además de las insoportables cifras de parados, haya centenares de miles de trabajadores pobres que cobrarán, si llegan, una pensión miserable, acorde a lo que han cotizado gracias a reformas laborales, trabajos a tiempo parcial, contratos de un ratito y demás.

No tienen ningún escrúpulo en intranquilizarnos, poniendo sobre la mesa el negro futuro que nos espera. Por nuestra culpa. Porque no ahorramos

Lo dicen quienes, además de contar con pensiones vitalicias, tienen unos sueldos que permitirían pagar dos docenas de pensiones de las que se estilan por aquí, de las que no permiten ninguna alegría, después de cuarenta años trabajando.

No puedo poner aquí (que hay Ley mordaza), el calificativo que merecen quienes, haciendo lo que hacen y viviendo como viven, no tienen ningún escrúpulo en intranquilizarnos, poniendo sobre la mesa, un día sí y otro también, el negro futuro que nos espera. Por nuestra culpa. Porque no ahorramos. Porque no nos vamos a vivir debajo de un puente. Porque somos despreocupados, inconscientes, derrochadores.

Porque tenemos el cerdito de adorno.

Este post se publicó originalmente en el blog de la autora

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