España caníbal

España caníbal

Al igual que los incendios destruyen nuestros bosques verano tras verano, el ladrillo devora nuestras costas cada año. En las últimas dos décadas se ha perdido una superficie equivalente a dos campos de fútbol al día en la franja de los primeros 500 metros de costa.

Al igual que los incendios destruyen nuestros bosques verano tras verano, el ladrillo devora nuestras costas cada año. Esta realidad queda patente tras analizar las cifras oficiales de urbanización en España en las dos últimas décadas. El resultado de este análisis es el informe Destrucción a Toda Costa 2013 de Greenpeace. Un dato sirve para ver la magnitud de la destrucción: en las últimas dos décadas se ha perdido una superficie equivalente a dos campos de fútbol al día en la franja de los primeros 500 metros de costa.

Municipio a municipio, con datos oficiales extraídos del análisis de imágenes de satélite, el informe desgrana quién lo ha hecho mejor y quién lo ha hecho peor, centrando nuestro estudio en la franja de los primeros 500 metros desde el mar, espacio vital para garantizar los beneficios que nos ofrece la costa.

Entre las comunidades autónomas que más litoral han ocupado en estos años destaca la Comunidad Valenciana, con un 51% de su franja costera ocupada, seguida de Cataluña con el 44% y Andalucía con un 36%.

Pero ha sido a escala municipal donde comenzó a engordar la burbuja de la especulación urbanística. Los Ayuntamientos han ido renunciando al patrimonio natural de todos a golpe de convenio urbanístico y, en demasiadas ocasiones, de casos de corrupción. Alboraya (Valencia), Alcalà de Xivert (Castellón), El Poble Nou de Benitatxell (Alicante), Borriana (Castellón) y Casares (Málaga) son los cinco municipios de España que más rápido han destruido su patrimonio natural. Marbella, Mijas, Fuengirola y Finestrat son los que presentan más suelo artificial en su primera línea de playa, todos por encima del 90%.

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Por el contrario, unos pocos municipios se encuentran en el extremo contrario. Entre los que menos han destruido el litoral están Ispaster (Vizcaya) Caravia (Asturias), Albuñol (Granada) o Fuencaliente (La Palma), con apenas un 3% de ocupación en la franja de los 500 metros.

Ante esta realidad, el informe de Greenpeace constata que, a pesar del parón de la construcción a partir de 2008, la situación no ha mejorado. Y la clave para cambiar este guión está en manos de los Ayuntamientos, responsables de los planes de ordenación urbana. La principal amenaza actual es la gran cantidad de suelo que sigue estando declarado como urbanizable y que, de no cambiar la situación actual, llevaría al colapso de la costa en poco más de un siglo.

La fotografía final resultante no nos gusta. Y sabemos que otro modelo es posible. Un modelo que comience por derogar la nueva Ley de Costas del Partido Popular, única fuerza política que votó a favor de la misma. Una nefasta ley cuyo espíritu pasa por convertir la costa en un solar, en lugar de protegerlo. Y con sospechas de incluir favores a determinados empresarios, como ya denunciamos. También pasa por proteger la estrecha franja de los primeros 500 metros de costa, como ya hacen Asturias, Galicia, Euskadi y más recientemente, Andalucía. Los Ayuntamientos, los protagonistas principales de esta película, también tienen una decisión que tomar: seguir con el canibalismo de los últimos 20 años o pensar en el futuro y proteger su costa. En su mano está.