Salvar el Ártico. Salvar mucho más

Salvar el Ártico. Salvar mucho más

El Ártico se está derritiendo muy rápido. Es una de nuestras últimas fronteras naturales, de la que depende el clima del planeta, y sus efectos no se quedan a 5.000 km de nosotros, sus efectos afectan a nuestras playas, nuestros bosques y nuestro clima, nuestra economía, en definitiva: a nuestras vidas.

El Ártico se está derritiendo muy rápido. Es una de nuestras últimas fronteras naturales, de la que depende el clima del planeta, y sus efectos no se quedan a 5.000 km de nosotros, sus efectos afectan a nuestras playas, nuestros bosques y nuestro clima, nuestra economía, en definitiva: a nuestras vidas.

La compañía Shell ha anunciado que no desarrollará perforaciones petrolíferas en el Ártico durante 2013. Un pequeño respiro. La presión de las más de 2,5 millones de personas que se han adherido a la campaña de Greenpeace para paralizar las actividades petroleras, el hecho de que haya estropeado sus dos plataformas de perforación en la zona debido a múltiples negligencias y que no cumpla los estándares de protección frente a vertidos de petróleo han contribuido decididamente a esta decisión.

Hace 20 años, se acababa de firmar el Protocolo de Madrid para la protección de la Antártida de la extracción de recursos naturales y minerales. Hoy nos encontramos en una encrucijada similar en el Ártico donde empezaremos el segundo año de campaña para alcanzar su protección.

El modelo energético vigente, basado en los combustibles fósiles, es el principal responsable del cambio climático que afecta al planeta. Las petroleras y compañías de gas, entre las principales responsables del cambio climático, ahora tratan de expoliar el Ártico exprimiendo sus reservas de petróleo que apenas darían para tres años de consumo a nivel mundial. Sí, han oído bien, sólo tres años de consumo a costa de destruir el Polo Norte. A ello se suman las flotas pesqueras industriales que están esperando como agua de mayo el deshielo del Ártico para entrar a saco a esquilmar los caladeros hasta ahora a salvo.

Vivimos tiempos difíciles acosados y atenazados por una crisis económica sin precedentes que está impactando de forma severa en los más débiles. Es posible que para algunos importen poco los osos polares, lo que pase a 5.000 km, el futuro incierto que les espera a más de 4 millones de inuits. Pero hoy tenemos que ponernos las gafas de lejos y abandonar por un momento las de cerca. Porque el galopante deshielo del Ártico (en 10-20 años el Polo Norte quedaría libre de hielo en verano) es señal clara de el avance inexorable del cambio climático, el mismo que está ocasionando en España los incendios forestales. La subida del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad, el aumento de temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos forman parte problema global del cambio climático. Todo está interrelacionado.

Greenpeace ha lanzado este miércoles la campaña Salvar el Ártico es salvar mucho más, www.salvaelartico.es, en la que se muestran los efectos que tendría su desaparición, a pesar de que nos separen más de 5.000 kilómetros de distancia. Se ha presentado el informe El Ártico y los efectos del cambio climático en España donde se destacan algunas de las posibles consecuencias de la desaparición del hielo marino y continental del Ártico en el mundo y sus potenciales efectos en España. Si las temperaturas mundiales aumentan más de 2ºC no solo el Ártico desaparecerá, sino que la Península Ibérica y sus dos archipiélagos se enfrentarán a pérdidas de especies, aumentos de plagas y en general, posibles impactos en importantes sectores económicos.

Es preciso exigir responsabilidad y compromiso a España, a la UE, al Consejo Ártico (España es país observador) en la ONU, para que los cinco países ribereños del Ártico -EEUU, Canadá, Rusia, Dinamarca y Noruega-, dejen de considerar esta frontera natural amenazada como un cortijo particular. Porque al igual que la Antártida, el Ártico debe ser patrimonio de todos.

Por ello, Greenpeace está pidiendo que se declaren las aguas internacionales del Alto Ártico como santuario natural.

A diferencia de la campaña de la Antártida, ahora la batalla se libra en el mar, donde las compañías petroleras están actuando y donde los barcos y activistas de Greenpeace llevan ya un año evitando que se desarrollen las perforaciones por parte de compañías como Shell, que como ya comenté al principio, en 2013 no irá a perforar el Ártico. Este mes de abril colocaremos una cápsula en el Polo Norte con los nombre de los más de 2,5 millones de personas que han expresado su apoyo a la campaña de Greenpeace. Recogeremos la capsula en 2050, esperemos que con mucho hielo encima de ella. La fecha no es casual, ya que si hubiera voluntad de ello, en ese año sería posible un escenario energético 100% renovable.