Pongamos que hablo de Madrid

Pongamos que hablo de Madrid

Todo lo que se cuenta en Madrid Confidencial me ha sido revelado por una o más fuentes fiables: desde el trastorno psiquiátrico-político que padece la alcaldesa hasta el trato infamante que recibieron los miembros del COI, que es, en parte, responsable del fiasco de los Juegos Olímpicos.

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Madrid Confidencial nació como un libro de encargo.

Es deudor de un polémico artículo, La decadencia de Madrid, que publicó EL PAÍS en octubre del año pasado.

A algunos lectores, aquel reportaje, firmado por Rafael Méndez y Álvaro de Cózar, les pareció alarmista y exagerado:

- ¡Hala! ¡No será para tanto! -dijeron muchos, al encontrarse con el Madrid distópico que allí se describía.

Mis editores quisieron ir más allá y me llamaron para que desarrollara ese magnífico reportaje, en un libro que hoy llega a las mesas de novedades y que la directora del Huffington Post, Montserrat Domínguez, presentará conmigo el día 11 en Fnac Castellana (Madrid).

Todo lo que se cuenta en Madrid Confidencial me ha sido revelado por una o más fuentes fiables: desde el trastorno psiquiátrico-político que padece la alcaldesa -la asomatognosia- hasta el trato infamante que recibieron los miembros del COI en su visita a Madrid y que es, en buena parte, responsable del ignominioso fiasco de los Juegos Olímpicos.

"¡Basta de realidades, queremos promesas!" rezaba una pintada que apareció en Buenos Aires en plena crisis del corralito y que refleja también el sentir de los madrileños, bajo el yugo de Ana Botella.

Madrid es una ciudad sin proyecto.

Peor aún, es una ciudad con un proyecto siniestro, diseñado desde Moncloa: devolver a los banqueros, en el menor plazo posible, el dinero que despilfarró Ruiz-Gallardón.

Para Botella, Madrid es una hoja de Excel cuyas partidas de ingresos y gastos tienen que sumar 0 para el año 2022.

¿Y los madrileños? ¡Que esperen! Que no hubieran vivido por encima de sus posibilidades.

Se habla mucho de la deuda financiera -lo que el Ayuntamiento les debe en dinero a los bancos - y nada de la deuda social: lo que el Ayuntamiento les debe en calidad de vida a los madrileños.

Deuda social no es un término acuñado por los rojos de Podemos ni importado de la revolución bolivariana: son palabras del obispo Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco. La deuda social -sostiene Francisco- es una acumulación de privaciones y carencias en distintas dimensiones que se les imponen por la fuerza a los ciudadanos.

Es una violación al derecho a desarrollar una vida plena, activa y digna, en un contexto de libertad, igualdad de oportunidades y progreso social.

Dice Fernando Savater que intelectual no es el que abruma al otro con citas de grandes pensadores, ni quien trata de deslumbrarlo con abstrusas oraciones, plagadas de subordinadas.

Intelectual -sostiene Savater- es quien trata a los demás como a intelectuales. En vez de intentar hipnotizarle, seducirle o intimidarle, el verdadero intelectual se esfuerza por despertar en el prójimo su faceta intelectual.

Es lo que he intentado hacer en mi libro: razonar con el lector, a través del desmontaje sitemático del silogismo falaz, el arma preferida de los grandes trileros del pensamiento de nuestro días: políticos, columnistas y tertulianos.

Madrid Confidencial no habla sólo de lo que está pasando en Madrid sino de cómo las fuerzas del mal tratan de ocultar a los ciudadanos lo que ocurre en la Villa y Corte.

Y lo que está sucediendo en Madrid es, por emplear una expresión de la calle, de juzgado de guardia.

Si el replicante de Blade Runner se jactaba de haber visto naves ardiendo más allá de Orión, yo he visto a políticos decir en televisión:

Los bancos se crearon para ayudar a la gente

Estamos ayudando a los bancos

Ergo estamos ayudando a la gente.

por citar una de tantas falacias con las que los estafadores de la casta tratan de persuadir a sus víctimas de que vamos en la buena dirección.

Hipnosis, seducción, amedrentamiento son las tres herramientas del manipulador político - asegura mi filósofo de cabecera.

La hipnosis se consigue a base de repetición del mantra.

En el caso de Madrid: "Estamos cuadrando las cuentas", que Botella y su aparato de propaganda (prensa concertada incluida) llevan repitiendo desde 2011.

La seducción se logra con atrayentes pero quiméricos cantos de sirena: Madrid es la gran favorita del COI para organizar los Juegos Olímpicos de 2020.

El amedrentamiento se alcanza con advertencias ominosas sobre las protestas ciudadanas:

"Dejarse guiar por la calle es propio de la Revolución Francesa", les dijo Botella a los jueces, para que los contribuyentes pensaran que la democracia está en peligro y el terror jacobino, a la vuelta de la esquina.

Para poder escribir Madrid Confidencial me tuve que entrevistar con decenas de informadores.

Gargantas Profundas.

Periodistas de información local, concejales, diputados autonómicos, directores de comunicación, sindicalistas, asesores, técnicos, jefes de gabinete.

Con todos y cada uno de ellos establecí una única regla, antes de que empezaran a largar: lo más importante para mí -les dije- es que podáis expresaros con absoluta libertad. Vuestras identidades no serán reveladas, salvo en aquellos casos en que me digáis expresamente que vuestro testimonio debe figurar entre comillas, con nombre y apellido.

Todos prefirieron rajar desde la franqueza y la espontaneidad que brinda el anonimato, lo que me ha permitido entrar a machete en los asuntos más polémicos y desgarradores de la Villa y Corte.

Uno de cada tres euros de los impuestos de los madrileños está siendo destinado a engordar a banqueros y prestamistas.

El resto va a parar a la chusma, a veces con grandes reservas, como si el PP tuviera miedo de estar arrojando, como decían los antiguos latinos, perlas a los cerdos.

Ana Botella, La Collares del siglo XXI, tiene las perlas.

A nosotros nos toca decidir, dentro ya de pocos meses, si queremos seguir siendo sus cerdos.

Prólogo Madrid Confidencial by Nathan Jones