Flynt y Trump: entre machistas anda el juego

Flynt y Trump: entre machistas anda el juego

FilmMagic

Se busca vivo para matarlo políticamente, la recompensa son 10.000 dólares y el "forajido" es Donald Trump. Podría parecer que estamos en el "Far West" y que John Wayne o Gary Cooper andan detrás del asunto, pero no es el lejano oeste, sino el más cercano, el que entra todos los días por la pantalla del televisor o de cualquier otro dispositivo actual.

10.000 dólares es el dinero que ofrece Larry Flynt, el empresario del porno y dueño de la revista Hustler, por cualquier información sobre Donald Trump que pueda llevarlo a la soga del "impeachment" y acabar así con su vida política. Los cargos que establece el sheriff Larry "El sucio" no son pocos, lo acusa de inepto, traidor, de colaboración con países extranjeros, de racista... y de toda una serie de conductas y comportamientos que lo hacen incapaz de ejercer de General de "Fort USA", e indigno de llevar las estrellas junto a las barras, de ahí que intente cambiar éstas por barrotes, que según él se corresponden más con su situación.

Para Larry Flynt no es problema alguno que Donald Trump sea un machista reconocido

Sin embargo, para Larry Flynt no es problema alguno que Donald Trump sea un machista reconocido, y que haga de ese machismo un ejercicio exhibicionista que ejerce, por ejemplo, en el trato a muchas periodistas, en sus comentarios públicos; en la forma de tratar a su mujer, Melania; o en las conductas de acoso y abuso sexual que él mismo relató a otros hombres en un escenario tan viril como es un vestuario invadido por la humedad y el vapor huidizo de las duchas, velando sus cuerpos desnudos mientras se ponen el desodorante y hablan de sus batallas.

Considerar que las mujeres son inferiores a los hombres, que son incapaces de asumir responsabilidades cuando no están relacionadas con sus roles tradicionales; pensar que están dotadas de una especial perversidad que las lleva a competir con los hombres por aquellos espacios y funciones que "pertenecen sólo a ellos"... no es un problema para Larry Flynt. Por lo tanto, situar a la mitad de la población, es decir, al 100% de las mujeres, en el terreno de la amenaza y la sospecha, tampoco.

Quizás no se haya planteado ofrecer esa recompensa con anterioridad, precisamente por esa camaradería que genera el machismo entre machistas

Y claro, para Larry Flynt, el machismo de Trump no es un problema porque él ni siquiera llega a percibirlo. Un empresario que ha hecho de las mujeres aquello que Trump y muchos hombres como él llevan a cabo en el día a día, y que él acerca hasta la intimidad del resto para que no se sientan frustrados del todo, y al menos sean ese tipo de hombres en su imaginación, no ve en el machismo de Trump problema alguno. Todo lo contrario, quizás no se haya planteado ofrecer esa recompensa con anterioridad, precisamente por esa camaradería que genera el machismo entre machistas.

La construcción de poder está basada en las referencias de quienes siempre lo han tenido a su alcance, es decir, de los hombres, y el poder ha sido el instrumento y la estrategia que ha aglutinado los deseos, los anhelos y recompensas de quienes lo han disfrutado y de quienes optan a él. Por eso ha construido una cultura y ha creado sociedades sobre sus referencias, para poder hacerlo desde la normalidad y con la complicidad de sus diferentes elementos, desde los individuales y particulares hasta los públicos y formales.

Un machismo en el que las mujeres son presentadas como premio y sustento de los hombres en sus aspiraciones y anhelos

La fratría de los hombres, esa camaradería de la que tanto hacen gala, es el reflejo de ese interés común a partir de lo masculino y en contraste con lo de las mujeres, y el machismo es su reflejo y consecuencia práctica. Un machismo en el que las mujeres son presentadas como premio y sustento de los hombres en sus aspiraciones y anhelos.

La exclusión del machismo en la crítica de Larry Flynt a Trump refleja la aceptación social que el machismo hace de la cosificación de las mujeres. También de la violencia simbólica como parte de los rituales de la masculinidad, y de la violencia de género como consecuencia última de la reafirmación de la identidad de los hombres y la consolidación de los valores e ideas de la cultura que define esa forma de ser hombre, y el papel "adaptado" de las mujeres para que pueda materializarse desde la normalidad.

De momento, si fuera por todo lo que ha hecho sobre la convivencia en paz e igualdad, quienes deberían estar en esa especie de "busca y captura" simbólica que se ha creado con la recompensa ofrecida, deberían ser Larry Flynt y sus secuaces.

Este post se publicó originalmente en el blog del autor.

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