Fumar en las bodas

Fumar en las bodas

Las parejas piensan antes de la boda qué hacer con los invitados que fuman y cómo conseguir tenerlos contentos en su "gran día" sin saltarse las normas o arriesgarse a pagar de 30 a 600 euros y de 10.001 a 600.000 euros en el caso de infracciones muy graves.

¿Qué hay más típico en las bodas que cortar la liga a la novia o repartir cigarrillos y puros entre los invitados?

Antes de la nueva ley antitabaco se podía fumar en espacios públicos siempre que tuvieran más de 100 metros cuadrados y estuvieran acondicionados con una zona para no fumadores. Pero el próximo 2 de enero se cumplirán dos años desde que esta nueva ley entró en vigor y supuso la extensión de la prohibición de fumar a cualquier espacio de uso colectivo y local abierto al público, que no esté al aire libre (con algunas excepciones) además de prohibirlo también en algunos lugares abiertos, limitando claramente lo que se entiende por espacio cubierto.

La ley antitabaco ha afectado a muchos ámbitos de la vida de las personas que tienen este vicio. Y aunque según el viceconsejero de Sanidad del País Vasco, Jesús María Fernández, esta medida cuenta con un altísimo apoyo popular y es defendida por el 80% de la población, la ley antitabaco está perjudicando a muchos negocios; uno de ellos son las bodas.

 

Foto: ROBERTO CARMONA

Las parejas piensan antes de la boda qué hacer con los invitados que fuman y cómo conseguir tenerlos contentos en su "gran día" sin saltarse las normas o arriesgarse a pagar las multas por incumplirlas: pueden ir de 30 a 600 euros si son infracciones leves y llegar a multas de 10.001 a 600.000 euros en el caso de infracciones muy graves.

Hay otra opción más simple pero que daña la libertad individual de cada persona; consiste en pedir a sus invitados que, o no fumen en toda la boda, o se salgan fuera para hacerlo. Claro que así se respeta la libertad de las otras personas que no quieren fumar pasivamente. ¿Dónde acaba la libertad de unos y dónde empieza la de los otros?

 

Foto: ADRIAN BONET

Como marca la ley, aunque sea algo tan íntimo como celebrar una boda en casa y sea propiedad de la familia o amigos, al haber empleados trabajando (los camareros, organizadores, azafatas o cocineros) se considera un centro de trabajo, así que tampoco estará permitido fumar.

En los meses de primavera y verano es más fácil que los invitados puedan salir y charlar un rato mientras alivian su necesidad pero ¿y en otoño e invierno? Si económicamente los novios se lo pueden permitir, pueden instalar una carpa en el exterior con "setas" o lámparas a modo de calefacción para los que deciden salir a fumar.

 

Foto: ZACH MATHERES PHOTOGRAPHY

Ya sabemos que la necesidad agudiza el ingenio, así que no han faltado alternativas a esta prohibición: una es regalar un cigarrillo eléctrico ("cigar clean") a los invitados fumadores y así, sin nicotina, ni tabaco, ni alquitrán conseguirán calmar las ganas de fumar por unas horas.

También hay parejas que tras plantearse el tema han optado bien por llegar a un acuerdo con el local en el que celebran la boda o arriesgarse a pagar y ofrecer en su boda un "Corner Cigar". Es un nuevo concepto que empieza a imponerse con fuerza, ya Luis García Fraile hizo uno en el enlace de Carla Goyanes y Ramiro Jofre otro en el de Rafa Medina. Koldo Esparza, el arquitecto floral de A-Cero, ha presentado también dos propuestas de cigar corner para un enlace ideal. La diseñadora Vicky Martín Berrocal presentó su propuesta de cigar corner y Paula Ordovás, la blogger de estilo, lo hizo en su enlace en el museo del traje. Si sigue así se colará entre las tendencias en bodas de 2013 a pesar de la ley antitabaco.

 

VICKY MARTÍN BERROCAL EN UN CIGAR CORNER

Pero como casi todo en la vida, la prohibición de fumar tiene otra cara mucho más amable. La cantidad de personas que han dejado de fumar influídos por esta ley (y los que hemos dejado de hacerlo pasivamente), el primer año lo hicieron 600.000 y veremos si en 2012 continúa la tendencia. Y otra mucho más banal: lo bien que se siente uno cuando vuelve a casa tras una boda y no le huele la ropa ni el pelo a tabaco.