Crónica de una rebelión anunciada

Crónica de una rebelión anunciada

Adiós a las ambigüedades: Artur Mas se ha propuesto hoy como president de la mitad de los catalanes. El 52% restante ya saben lo que les espera. Falta por saber si sus sacrificios ideológicos y su oratoria habrán sido suficientes para tocar la fibra sensible de los diputados de la CUP, al menos para que dos de ellos se contradigan y apoyen su investidura.

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El parlament de una Cataluña sin gobierno ha pisado hoy el acelerador hacia la secesión de España. 'Esto ya no tiene freno', decía Raül Romeva al defender, en nombre de Junts pel Sí, la resolución independentista que ancla en 9 puntos la rampa de despegue hacia la independencia. Así, un parlamento nacido de las urnas y de la legitimidad del marco legal vigente ha retorcido el sentido de la democracia para, en su nombre, romper con la legalidad y lanzarse a una aventura insólita en las democracias occidentales. Con 72 votos a favor -recordemos que ni siquiera es el 48% del voto popular-, con una mayoría de escaños insuficiente para cambiar en ningún parlamento europeo leyes fundamentales, los diputados de Junts pel Sí y de la CUP han dado un golpe parlamentario que sitúa el futuro de Cataluña en la incertidumbre.

'No tienen legitimidad para plantear esta resolución', decía Joan Coscubiela de Catalunya sí que es pot. 'Esta declaración es un desprecio a la sangre, al sudor y a las lágrimas que nos ha costado a muchos ciudadanos conseguir la democracia', soltaba Inés Arrimadas, de Ciutadans. 'Están desconectados de la mayoría, de la realidad y de la legalidad, es temerario, ¿han pensado en los consecuencias y costes?', interrogaba el líder del PSC. La pregunta de Miquel Iceta es vital, porque las consecuencias de este órdago, por muy contenida que parezca en primera instancia la actuación del gobierno central, pueden ser demoledoras.

Esta resolución es la ofrenda que exigían ante el altar los socios de Convergència en esta aventura -ERC, Ómnium, Asamblea Nacional-, y los no socios -pero obligados compañeros de viaje-, los anticapitalistas de la CUP. A las 17 de la tarde, Artur Mas salía al estrado a rogar su investidura, y ahí de nuevo se ha ofrecido como una vestal: además del compromiso de crear la estructura de la nueva república catalana en el tiempo récord de 18 meses, ha propuesto un plan de gobierno con renta mínima de inserción y un plan de emergencia social contra la pobreza. Hay que reconocer al president en funciones su soltura en el manejo de las ideas-fuerza de la izquierda, por más extraño que resulte oírlas de su boca. La apelación a una sociedad más justa, equitativa y solidaria ha sido permanente. Ni una vez ha pronunciado la palabra corrupción: transparencia es el nuevo mantra, después del reset que traerá la nueva república catalana. Empecemos de cero, amigos: pelillos y tres por cientos a la mar.

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Si Anna Gabriel, de la CUP, aseguraba en el estrado por la mañana que 'España no nos representa', Mas ha profundizado en el desprecio al estado español, al que llama 'pseudodemocrático' e 'intolerante' a la realidad nacional catalana. De un plumazo, ha despreciado las Terceras Vías que trabajosamente intentan tejer quienes contemplan espantados el ya inevitable choque entre el independentismo y el inmovilismo del PP. '¡Cien años llevamos ensayando terceras vías!', se lamentaba el president, para concluir que la única alternativa a la independencia exprés es... un referéndum. Catalunya sí que es pot ha pedido hoy ese referéndum en el parlament: su propuesta ha sido rechazada por 114 votos en contra.

Adiós a las ambigüedades: Artur Mas se ha propuesto hoy como president de la mitad de los catalanes. El 52% restante ya saben lo que les espera.

Falta por saber si sus sacrificios ideológicos y su oratoria habrán sido suficientes para tocar la fibra sensible de los diputados de la CUP, al menos para que dos de ellos se contradigan y apoyen su investidura. De lo contrario, advierte Mas, el procés encallará. Pero cada vez parece más claro que o bien la CUP o bien Convergència (presentando un candidato o candidata alternativo) tendrán que dar su brazo a torcer: ninguno puede estar interesado en repetir las elecciones porque no haya acuerdo antes del 9 de enero. Hasta entonces, hay tiempo: un tiempo precioso, que permite valorar también los resultados del 20-D.

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Y no sólo: también cotizarán los próximos movimientos el gobierno central. Tras años de parálisis, le toca a Rajoy mover ficha. Desde la Castilla profunda ha confirmado la presentación del recurso de inconstitucionalidad que se admitirá a trámite esta misma semana. Mañana se verá con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien ha garantizado su apoyo en la puesta en marcha de las herramientas legales. Rajoy también ha señalado ya a Carme Forcadell, la presidenta del Parlament -a falta de un gobierno que no esté en funciones- como el sujeto al que el Tribunal Constitucional exigirá la suspensión de la resolución. Entre el 'no permitiré que esto continúe: ni desconexión ni fractura' y el 'espero que sea el último paso', a nadie se le oculta que las medidas legales de las que dispone difícilmente pueden solucionar un problema político de la magnitud que plantea Cataluña.

Los diques ya se han desbordado.

Postdata: Hay un hombre que no aplaude en la foto que ilustra esta crónica, del momento en el que se aprueba la resolución. Es el Conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, partidario de la independencia... pero no así. Ya mostró su disgusto cuando se conoció el contenido de la resolución. "¿Pero esto qué es?!" dicen que dijo en la reunión del Consell Executiu, tal y como reconstruyóLa Vanguardia. Mas-Colell, que goza de un gran prestigio como economista, no fue el único miembro del gobierno catalán en llevarse las manos a la cabeza.

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