Los rugidos de la realidad

Los rugidos de la realidad

En el Ala Oeste de la Moncloa alguien ha debido pasar el fin de semana cavilando sobre qué es lo que ha ido tan rematadamente mal para que la realidad haya hecho trizas un cuidadoso diseño para relanzar la maltrecha Marca España. Las protestas del 25-S y la actuación policial han dado la vuelta al mundo, mientras el New York Times habla de la pobreza en nuestro país y cuestiona la fortuna personal del Rey.

En el Ala Oeste de la Moncloa alguien ha debido pasar el fin de semana cavilando sobre qué es lo que ha ido tan rematadamente mal para que la realidad haya hecho trizas un cuidadoso diseño para relanzar la maltrecha Marca España.

El guión de la semana contemplaba el viaje a Nueva York del presidente Rajoy; su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el saludo y foto con Obama y un encuentro con los editores de The Wall Street Journal. El Rey también había estado en Nueva York participando en el encuentro auspiciado por Bill Clinton, viaje que aprovechó para reunirse con el consejo de redacción de The New York Times.

Era una ofensiva diplomática al más alto nivel antes de que se aprobaran el jueves los presupuestos para 2013, calculados al milímetro para satisfacer las demandas europeas de austeridad, y que se completaban con la radiografía que el viernes hizo pública la consultora Oliver Wyman sobre el estado de nuestra banca y sus necesidades de capital. Con las cuentas sobre la mesa y los deberes hechos, habríamos llegado al punto de inflexión: quizá por ello el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se aventuró a predecir el final de la recesión para el próximo año.

Todo lo relatado ha ocurrido confome estaba previsto. Pero al mismo tiempo, el lunes se nos atragantaba el café con la fotogalería del New York Times sobre la pobreza en nuestro país, mientras que el viernes dedicaba un artículo al Rey en el que cuestiona el origen de su fortuna personal y le dibuja como un hombre de negocios que utiliza su influencia para conseguir contratos para España al tiempo que recibe como regalo coches de lujo, yates y casas. En el Wall Street Journal, era su analista Matthew Lynn quien describía a Mariano Rajoy como un conductor suicida por su estrategia de retrasar la petición del rescate a Bruselas confiando en que sean los mercados quienes den su brazo a torcer.

No sólo estos dos diarios -los más influyentes en EE.UU.-, sino toda la prensa internacional se hacía eco de las protestas del 25-S y de las cargas policiales. Aún en Nueva York, Rajoy cometía un error de comunicación garrafal: expresar su reconocimiento "a la mayoría de españoles que no se manifiestan, que no salen en las portadas de prensa y que no abren los telediarios", dando por hecho que quienes no estaban en la calle, estaban en sintonía con él.

Esas palabras han tenido la virtud de avivar aún más los ánimos, y en El Huffington Post hemos comprobado que esta semana nuestros lectores ha sido más activos que nunca en sus comentarios, tanto a las noticias como a los blogs. Los más leídos y compartidos en las redes sociales de estos últimos días giraban en torno a las protestas y al malestar social; como el del filósofo Germán Cano, el activista egipcio Basel Ramsis o el fotógrafo Jesús G. Pastor. También políticos como Uxúe Barkos, Toni Cantó o Juan Moscoso abordaban la difícil papeleta de los diputados ante las protestas del 25-S; Pilar Portero y Ana Cañil reflejaron en su post el tenso ambiente que se vivió dentro del edificio de las Cortes esa tarde. Pedro Almodóvar, inmerso en la postproducción de su última película, "Los Amantes Pasajeros", escribió el viernes empujado por lo que definió como "los rugidos de la realidad". Una realidad que ya no llega filtrada a través de los medios tradicionales, sino por los múltiples canales que ofrecen las nuevas tecnologías; una realidad tozuda y rebelde frente a los guiones oficiales.