¿Cómo de enfermo hay que estar para no ir al colegio?

¿Cómo de enfermo hay que estar para no ir al colegio?

Motherly

Escrito por Diana Spalding.

Tienes la lista de tareas bajo control. La cocina ya está prácticamente limpia. Acabas de terminar un proyecto importante en el trabajo y, para celebrarlo, planificas para mañana una comida con tus amigas mientras la pequeña está en el colegio. Apoyas la cabeza en la almohada y piensas: "Vale, puede que ya esté todo en orden".

Y entonces, desde el fondo del pasillo, oyes: cof, cof.

Abres los ojos al instante como platos. "No le pasa nada, solo le pica un poco la garganta. Está bien".

Cof, cof, cof.

Que no, que no, que está bien. Si me quedo tumbada y no me muevo, no pasará...

"¡MAAMÁÁÁÁÁÁÁÁÁ! ¡Estoy malitaaaaaaaaa!".

Suspiras.

Preparas el humidificador, el paracetamol para niños y te acurrucas a su lado. Y entonces surge la pregunta inevitable: ¿Podrá ir al colegio mañana? No es una pregunta sencilla, eso seguro.

Por un lado, los niños son siempre unas fábricas de mocos; si les dejáramos quedarse en casa cada vez que estornudaran o tosieran, nunca irían al colegio. Por otro lado, no queremos poner a nuestros hijos en una situación en la que puedan empeorar o puedan contagiar a los otros niños.

Si tienes dudas, deberías consultarlo con su pediatra con una llamada. Muchos colegios tienen una normativa al respecto, pero, como regla general, esto es lo que hay que saber:

Fiebre

El síntoma más evidente es la fiebre. Se tiene fiebre con cualquier temperatura de 38 grados centígrados en adelante (medido en la boca). Los niños tienen que estar 24 horas completas sin fiebre antes de volver al colegio.

Si tu recién nacido tiene fiebre, necesita atención médica inmediata. Podría tratarse de una emergencia.

Congestión nasal y tos

Una congestión nasal moderada o una tos ocasional no es suficiente para saltarse un día de colegio, pero si la mucosidad es muy espesa o la tos es muy frecuente y ruidosa o "suena mal", probablemente sea mejor que se quede en casa.

La tos puede persistir mucho tiempo en los niños, pero si pasan varios días o si va acompañada de fiebre, llama al pediatra. Si parece una tos perruna, y especialmente si le cuesta respirar, necesita atención médica inmediata.

Dolor de tripa

O, como lo llama el profesor de infantil de mi hija, "travesuras intestinales". Si tu hijo sufre vómitos o diarrea, debería quedarse en casa al menos 24 horas (y seguir en casa hasta pasar al menos 24 horas desde el último incidente). Asegúrate de que todos los de la casa se laven bien las manos, ya que los virus intestinales tienden a ser muy contagiosos.

Recuerda insistirle a tu hijo en que beba muchos líquidos. Si no bebe, llama al pediatra de inmediato.

Problemas cutáneos

Esto puede ser engañoso, ya que entre rotuladores rotos, piel seca y erupciones, parece que la piel de los hijos cambia a diario. Una erupción es casi imposible de diagnosticar por teléfono, así que, si te preocupa, tendrá que evaluarla el pediatra para conocer la causa de la erupción y lo contagiosa que es.

Si sospechas que tiene piojos, también conviene que se quede en casa (y probablemente deberías llamar al colegio para que puedan avisar de forma anónima a los demás padres).

La conjuntivitis u ojo rosado va en la misma línea. En estos casos, normalmente tu hijo (o tú también, ¡qué suerte!) se despertará con los ojos cerrados por una costra o con unos ojos de color rosado y muchas legañas (como padres, podemos soportar estas conversaciones de legañas, ¿no?).

Es una enfermedad muy contagiosa, de modo que es mejor mantenerle fuera del colegio. Dependiendo de si la causa son virus o bacterias, quizás el pediatra le recete algún medicamento para solucionarlo rápido.

Dolores

Este síntoma es complicado, ya que los niños muchas veces se quejan por cualquier pupa, sobre todo si así consiguen una tirita de Frozen. Si tu hijo se sigue quejando insistentemente, si el dolor no le deja jugar o, evidentemente, si se puede ver una lesión importante, deja que se quede en casa y busca atención médica inmediatamente.

Recuerda que eres quien mejor conoce a tu hijo, así que tienes la última palabra. El pediatra estará ahí para ayudar, y algún día, ALGÚN DÍA, conseguirás acabar del todo esa lista de tareas... esperemos.

¡Tú puedes!

Este post fue publicado originalmente en Motherly, apareció posteriormente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.

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