250.000 personas podrían quedar sitiadas en Alepo

250.000 personas podrían quedar sitiadas en Alepo

Lo que nos inquieta es que el aumento de los enfrentamientos acreciente el riesgo de que la población se quede sitiada. Sólo hay una carretera por la que se puede entrar y salir de Alepo que no está controlada de las fuerzas del Gobierno de Damasco. Si esta vía se cierra y la ruta queda bloqueada, tememos que la situación alcance cotas muy graves.

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Mahmoud Abdel-rahman/ MSF

La principal inquietud en estos momentos tiene que ver con la seguridad de las miles de personas que se han visto obligadas a huir en las últimas dos semanas y que están afrontando una situación crítica. El frente de batalla permanece activo lo que, por supuesto, acentúa el temor de la población. Un compañero que se encuentra dentro de Siria me recalcaba que todo el mundo está muy asustado. Tienen miedo de que con los combates tan cerca, algunos a apenas siete kilómetros, sus vidas corran peligro.

Es imposible predecir qué va a pasar. Así, aunque el área se caracteriza por unos frentes muy activos y en continuo movimiento, durante los últimos días no ha habido nuevos desplazamiento de población. Conservamos la esperanza de que la situación se estabilice, pero es muy difícil saber qué va a suceder. Lo que sí podemos afirmar es que las necesidades de estos nuevos desplazados seguirán siendo considerables en un futuro inmediato.

Nuestros equipos en Siria nos cuentan que la gente está traumatizada. Huir de nuevo resulta muy duro y provoca que los desplazados se encuentren totalmente aterrorizados. Los combates continúan aproximándose y temen que el Estado Islámico se haga con el control de más zonas. Nos dicen que carecen de esperanzas sobre lo que deparará el futuro. Se resguardan dónde pueden y buscan zonas más protegidas, pero ninguna es lo suficientemente segura. Están preocupados por sus necesidades básicas: necesitan urgentemente agua y comida, y el saneamiento constituye un problema importante. Cómo podrán sobrevivir en estas condiciones se está convirtiendo en su principal y más apremiante preocupación.

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Mahmoud Abdel-rahman/ MSF

Nuestros equipos médicos están trabajando bajo condiciones enormemente complicadas. Hemos tenido que reducir los servicios en nuestro hospital de Azaz para centrarnos en los casos más urgentes que en los que la vida de los pacientes está en juego. En estas condiciones extremas, desde el pasado 10 de abril, cuando se recrudeció la ofensiva, hemos podido realizar 1.200 consultas de urgencia. Así mismo, nuestros equipos han tratado a 25 pacientes con heridas de guerra y han asistido 16 partos. Desde febrero, cuando se produjo la primera oleada de desplazamientos, hemos duplicado la capacidad de ingreso del hospital que en la actualidad cuenta con 52 camas.

Mientras, un segundo equipo, se ha encargado de gestionar los suministros y de distribuir artículos de emergencia. Hasta ahora hemos proporcionado equipamiento esencial (colchones, mantas y otros bienes de primera necesidad) a más de 50.000 nuevos desplazados.

Además, nos estamos coordinando con otras organizaciones y llevando a cabo evaluaciones sobre la evolución de las necesidades en materia de agua, comida y saneamiento para asegurar que sea puedan cubrir.

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Mahmoud Abdel-rahman/ MSF

Esta nueva crisis de desplazamientos ha obligado a trasladarse a personas que ya habían huido previamente. Los desplazamientos se han producido, fundamentalmente, en dos oleadas. En la primera de ellas, la mayoría huía de campos de desplazados y tuvieron tiempo de reunir y cargar con sus pertenencias. Llevaban consigo sus tiendas de campaña, bidones y otros artículos de primera necesidad.

El segundo flujo se produjo cuando la población tuvo que huir precipitadamente al aproximarse los combates. Tuvieron que partir con tal premura que apenas pudieron llevarse nada. Como resultado, son los más necesitados; precisan refugios y lo básico para poder sobrevivir.

Procedían del oeste de Azaz, donde muchos vivían desde febrero repartidos en asentamientos improvisados. Ahora, además, un número importante de desplazados ha buscado cobijo en ciudades y se refugia en centros colectivos, escuelas y plazas.

De momento, no estamos viendo una mayor presión en las zonas fronterizas por la concentración de estos nuevos desplazados. La frontera llevada cerrada más de un año. Solo se permite cruzar a un número limitado de trabajadores sanitarios y humanitarios bajo estrictas condiciones. Hasta el momento, en MSF no hemos encontrado obstáculos para referir casos que requieren tratamiento vital desde Siria a instalaciones médicas dentro de territorio turco.

En la ciudad de Alepo también se ha producido un aumento de la intensidad de los combates que nos preocupa considerablemente. Una vez más, vemos cómo el personal médico que trabaja en Alepo, y al que desde MSF damos apoyo, se enfrenta a una presión inimaginable. Hemos podido llegar a 23 centros de salud con donaciones periódicas de suministros médicos y combustible para que puedan seguir brindando atención.

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Mahmoud Abdel-rahman/ MSF

Lo que nos inquieta es que el aumento de los enfrentamientos acreciente el riesgo de que la población se quede sitiada. Sólo hay una carretera por la que se puede entrar y salir de Alepo que no está controlada de las fuerzas del Gobierno de Damasco. Si esta vía se cierra y la ruta queda bloqueada, tememos que la situación alcance cotas muy graves. Es probable que, entonces, los aproximadamente 250.000 habitantes de las zonas que no están bajo control gubernamental quedaran sitiados. De llegarse a este punto, se sumarían a la lista negra de las entre 1,5 y 2 millones de personas que viven en la actualidad en estado de sitio en Siria.