Los niños: el rostro más vulnerable de los conflictos armados

Los niños: el rostro más vulnerable de los conflictos armados

Diariamente, más de 5.000 niños, en algún lugar del mundo, están siendo parte, de una forma u otra, de los conflictos armados. Esto hace que sus derechos como niños se vean vulnerados, no pudiendo disfrutar de una infancia feliz como se merecen. Los niños pierden una infancia que jamás recuperarán: sus amigos, sus juguetes, sus sueños...

Imagínate un lugar donde los niños se ven obligados a abandonar sus hogares con miedo, sin esperanza, sin futuro. Imagínate un lugar donde los niños no pueden ir a la escuela, donde no tienen derecho a aprender, donde no pueden soñar qué quieren llegar a ser. Imagínate un lugar donde los niños sienten el miedo de perder a sus padres, donde al entrar en un hospital no lloran por el miedo de una vacuna, lloran por el miedo a los continuos bombardeos...

Diariamente, más de 5.000 niños, en algún lugar del mundo, están siendo parte, de una forma u otra, de los conflictos armados. Esto hace que sus derechos como niños se vean vulnerados, no pudiendo disfrutar de una infancia feliz como se merecen. Los niños pierden una infancia que jamás recuperarán: sus amigos, sus juguetes, sus sueños...

A través de esta infografía, os contamos las peores guerras de nuestra generación y cómo éstas afectan a los niños en su infancia, dejándoles en una situación de vulnerabilidad total.

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Según el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todo ser humano tiene el derecho universal a una vivienda digna y adecuada. En el caso de los niños, al ser el colectivo más vulnerable, deberían de contar con ayuda por parte de los gobiernos, para que este derecho sea una realidad. En 2014, 30 millones de niños se vieron obligados a abandonar sus hogares. Se quedaron sin una casa en la que disfrutar de su familia, donde no pasar frío, en la que poder jugar, alimentarse y descansar. En otros casos, los niños pierden a sus padres en los conflictos armados, abocándoles a una situación de inseguridad: violencias, secuestros, etc.

"Toda persona tiene derecho a la educación", así lo señala el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Otro derecho que se ve afectado por las guerras; dos terceras partes de los niños refugiados no están escolarizados. Esto les impide poder conseguir un desarrollo pleno de su personalidad, haciéndoles más vulnerables aún de lo que son. Los niños necesitan ir a la escuela para aprender a leer, a escribir, a pensar, a luchar por un futuro mejor.

Pero, las escuelas y los hospitales tampoco son lugares seguros en países con conflictos armados. Frecuentemente son atacados y utilizados con fines militares, dejando a los niños en una situación de total vulnerabilidad. Miles de niños son atacados en colegios, hospitales, casas... no se respeta ningún lugar. Ya es duro para estos niños vivir en contextos de violencia, como para que no puedan tener la ilusión de ir a un sitio donde encontrarse seguros y poder tener ratitos de felicidad y paz. Son niños que, en muchas ocasiones, han perdido sus familias, sus casas, su vida. Si no tienen acceso a una educación, a que adquieran conocimientos, pueden perder también su oportunidad de cambiar el futuro.

Esto se une a que el 50% de los ataques, en un conflicto armado, se producen en hospitales. Los niños sienten miedo y prefieren no curarse por temor a ser atacados. Además, en estos contextos, la falta de alimentos y agua potable provoca graves situaciones de hambre. Otro derecho se ve vulnerado: el derecho a la salud.

En el caso de las niñas, esta vulnerabilidad se ve agravada por el simple hecho de ser niñas. De los 250.000 niños soldados que hay en el mundo, el 40% son niñas. En República Democrática del Congo las cifras se sitúan en torno a las 12.500 niñas soldado. Otras son secuestradas para convertirse en las mujeres de los soldados, sufriendo violencia sexual. Ser niña soldado es más que llevar un arma. Estas niñas tienen que limpiar, cocinar, estar al servicio de los soldados. Su vulnerabilidad aumenta respecto a la de los chicos.

Las peores guerras de nuestra generación

59,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por culpa de las guerras. Las peores cifras que jamás hemos visto en una misma generación. 38,2 millones de desplazados, 21,3 millones de refugiados; hombres, mujeres y niños que deben dejar su hogar. Se alejan de sus casas, por miedo a la violencia y al conflicto, por la falta de servicios básicos y tratando de dejar atrás el hambre...

Es el caso de Colombia donde el conflicto deja datos aterradores. 6,8 millones de víctimas, de las cuales, el 86% son desplazados; 90.000 personas desaparecidas, 10.189 víctimas de las minas antipersonas; 7.000 niños que han sido obligados a formar parte de las FARC.

Guerras que dejan a niños que no pueden disfrutar del amor de sus padres, niños sin poder ir a la escuela, niños sin poder alimentarse, sin tener un hogar donde desarrollarse y ser feliz; en definitiva, niños desprotegidos que solo luchan por sobrevivir a quienes les roban su derecho a tener una infancia.

La Convención sobre los Derechos del Niño, celebrada en 1989, aportó la visión de los niños como sujetos de derechos, basándolos en cuatro principios:

  • La no discriminación: todos los niños tienen los mismos derechos.
  • El interés superior del niño: cualquier decisión, ley, o política que pueda afectar a la infancia tiene que tener en cuenta qué es lo mejor para el niño. 
  • El derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo: todos los niños y niñas tienen derecho a vivir y a tener un desarrollo adecuado. 
  • La participación: los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta.

Todos tenemos la obligación de hacer todo lo que esté en nuestras manos para que se cumplan estos derechos. Todos tenemos el deber de hacer, de este mundo, un lugar seguro para ellos. Un lugar donde vivir su infancia, sin miedo y con esperanza.