Los niños hoy ya no quieren ser astronautas, los niños quieren ser futbolistas. Casi siete décadas después de la propaganda y del american way of life, los ciudadanos miran el futuro con el escaso optimismo de los tiempos que corren, la inestabilidad laboral y la incertidumbre económica. La Gran Recesión ha grabado a fuego el término distopía en nuestro vocabulario.
Una exposición sobre santas barbudas y crucificadas, santos travestidos, santos convertidos en iconos gay, santos emparejados con otros santos, y santas con otras santas, todos ellos rodeados de citas profanas o bíblicas, canónicas o apócrifas, y acompañados por el testimonio de personas hablando sobre los sexos, el género y el deseo.
En BADA, el contacto con los artistas es auténtico y descontracturado. Una forma de quitar la etiqueta de exclusividad para las minorías que aún encierra el arte y el coleccionismo. Caminé por BADA y observé que la suntuosidad del arte y del artista quedó atrás.
Sugimoto nos enfrenta a imágenes de seres que, ni vivos ni muertos, son siniestros entes arrancados del flujo temporal de la vida terrenal. Qué cosa tan rara. O no tanto, porque ¿no sucede lo mismo con todos los rastros virtuales que dejamos pululando en la Red, descontextualizados, convertidos en anacronismos al cabo de minutos de haberlos colgado?