De todos los recortes que afrontamos este mes de septiembre, el más doloroso es el que afecta a la sanidad, pero el que mayor coste social tiene a medio y largo plazo es el recorte en la educación pública. Las arcas públicas están exhaustas y eso obliga a hacer ajustes, pero tenemos que estar muy vigilantes para que estos no acaben estrangulando el acceso a una enseñanza de calidad a toda una generación. Si lo permitimos, lo pagaremos caro.