cáncer de pecho

Acompañar al enfermo de cáncer

Acompañar al enfermo de cáncer

Cuando a un familiar o a un amigo nuestro le diagnostican un cáncer, el mundo se nos viene abajo, nuestros valores se descolocan, nuestras emociones estallan y posiblemente nuestra cabeza buscará razones inexistentes que nos expliquen por qué le ha tocado precisamente a esta persona sufrir la enfermedad. Pero hay una cosa que seguro que debemos, podemos y sabemos hacer, y se resume en un solo verbo: acompañar.
La cirugía de cáncer de pecho: un trozo de teta

La cirugía de cáncer de pecho: un trozo de teta

Las reacciones a mi diagnóstico de cáncer de pecho fueron variadas. Un amigo me indicó enseguida el lado positivo: "Por lo menos ahora puedes pedir que te las hagan más grandes, ¿no?" Una de mis mejores amigas se echó a llorar por teléfono. Mi madre, bendita sea, asumió el papel de supermamá.
A todas las valientes, y a quienes les acompañan

A todas las valientes, y a quienes les acompañan

Quiero tomarme ese minuto largo para recordar, animar y agradecer a todos los que las acompañan. A todo ese cuerpo de especialistas de la sanidad; a los más txikis de la casa, por ser tan inesperadamente fuertes; a los más mayores, por ayudar a resistir este embate; y a las compañeras, y a los compañeros que aciertan con el calor de un gesto.