Como Nixon a Kennedy, Rajoy desdeña a Sánchez, desprecia a Rivera y a Iglesias le considera un peligro para la estabilidad de España. Y esta noche en el único debate electoral (a cuatro) de esta campaña, más que del traje, el cabello o el maquillaje, su principal preocupación será salir vivo de la estrategia de "todos contra el PP". Sus asesores le han preparado más de cien fichas para defenderse de las posibles agresiones de sus rivales, si bien pretende huir del juego sucio.