En el estado de intensidad emocional desatado tras el fallecimiento de Hugo Chávez, todas las apuestas dan como vencedor a Nicolás Maduro. Con una campaña sin contenido, basada solo en el recuerdo al padre, ha tenido la destreza, o la fortuna, de mantener unida a una fuerza política que durante la enfermedad del Comandante apuntó cierto resquebrajamiento.