La noche del pasado domingo en Ibiza, un Ferrari rojo descapotable entraba en un parking con una mujer desnuda encima. El lujoso vehículo lo ocupaban dos hombres que presumían de la situación ante la estupefacción de los viandantes. Podrían enfrentarse a una multa de 500 euros y la retirada de 6 puntos del carné de conducir.
La fórmula 1, además de un conjunto de elementos extradeportivos, es también un deporte de riesgo, como acabamos de comprobar con el accidente de Bianchi. Un riesgo que afortunadamente va reduciéndose año tras año. Pero siempre habrá un espacio para la fatalidad imprevista y no necesariamente negligente.
Se puede decir que todo deporte debe evolucionar y que la Fórmula 1 lo necesitaba. Pero tengo serias dudas de que este sea el camino apropiado. De momento, los seguidores nostálgicos le sacamos tarjeta amarilla... o tal vez habría que decir en este caso, bandera amarilla.
En menos de un mes comenzará en Australia una nueva temporada de Fórmula 1. Los 11 equipos llevan a cabo pruebas en Baréin para poner a punto unos coches notablemente diferentes a los del año anterior: nuevos motores, nuevas cajas de cambio y nuevo sistema de aprovechamiento energético.