freud

El bluf de buscarse a uno mismo

El bluf de buscarse a uno mismo

Buscarse a sí mismo. Es quizás de las actividades autoeróticas que más nos excitan. Ya sea en versiones cursis, capitalistas zen o de barroquismos intelectuales, amamos la idea de que exista un saber sobre nosotros mismos, uno que, con ilusión, presuponemos de alto interés para la humanidad. Tanto así que estamos dispuestos a pagar por ello: los más perezosos, para que alguien les dé una respuesta envuelta; otros, más temerarios, invierten su dinero en las tecnologías que prometan llegar a esa iluminación.
Cómo votar y no morir en el intento

Cómo votar y no morir en el intento

Cuando disponga de un par de horas, siéntese a una mesa y tenga a mano papel y lápiz. Después, escriba: "Quiero votar"; y al lado: "No quiero votar". Tómese tiempo, no hay prisa. Pugnarán entre sí su cerebro, su corazón y el resto de sus vísceras. No puede levantarse mientras no haya tachado una de las opciones y se haya quedado con la otra.
Yo, la malfollada

Yo, la malfollada

La falta de pene sería un insulto tanto para mujeres como para hombres: a estos últimos nunca se les acusa de falta de vagina, mas sí de poco hombres. Desde niños nos enseñan que lo deseable queda del lado de la norma masculina: lo erecto, lo potente, lo grande, lo fuerte. Deseo que viene siempre en su envoltorio ideológico y que nos señala eso que debiésemos envidiar.
Freud diagnostica Españistán

Freud diagnostica Españistán

Freud movió su cabeza como sorprendido, apagó contra el suelo su cigarro puro e indicó que, en las actuales circunstancias, no es muy aventurado suponer que muy probablemente la ciudadanía de Españistán debe de estar padeciendo ya alguna suerte de depresión personal o distimia colectiva.
La verdad en el 'lapsus'

La verdad en el 'lapsus'

¿Qué significa tener un lapsus linguae como el de Cospedal el otro día? Se puede pensar que es una gracia, una equivocación sin más, literalmente un resbalón de la lengua. Pero desde hace más de un siglo sabemos de la existencia del inconsciente, y que ese resbalón tiene un sentido. A veces, mucho sentido, como una verdad que irrumpe sin ser convocada.
Lo peor de la soledad es la desconexión

Lo peor de la soledad es la desconexión

La desconexión con nuestros propios sentimientos nos termina envenenado y hace intolerable la soledad. Ese desierto solo se puede cruzar llevándose bien consigo mismo. Por eso este tema es de vital importancia para nuestra salud y nuestra enfermedad. La enfermedad a la que no se encuentra sentido o que nos sorprende con un pobre nivel de conciencia interna se vive mal.