"Este descubrimiento abre la posibilidad de que hubiese una sustitución demográfica o mezcla genética entre humanos modernos y poblaciones locales mucho antes".
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? Tres preguntas fundamentales y un invitado de lujo para intentar hallar respuestas: Eudald Carbonell, probablemente uno de los mayores expertos a nivel mundial sobre eso que conocemos como 'ser humano'. Porque este prehistoriador y paleoantropólogo lleva toda una vida haciéndose tales preguntas.
No puedo afirmar que realmente seamos superanimales y si esta podría ser nuestra esencia. Tiendo a pensar que no. Lo que sí me aventuro a postular es que nos estamos convirtiendo en unos ineptos desnaturalizados. Ineptos porque no somos capaces de realizar con éxito la que sea, tal vez, la única tarea para la que vinimos al mundo: vivir como seres humanos.
A lo largo de esos miles de años de coexistencia con el hombre, los perros debieron desarrollar esas capacidades que hoy día conocemos y que los humanizan tanto. Es posible que el perro sea capaz de leer ciertas expresiones faciales; me refiero a aquellas que expresan alegría, disgusto, sorpresa, tristeza, rabia y sobre todo miedo.
El mundo vive una plaga de seres civilizados obesos. Existen hoy en día más conflictos armados en el mundo que nunca. Hemos cometido los mayores genocidios de la historia en los últimos cien años, deterioramos nuestro planeta y muchas más atrocidades. Para mejorar, deberíamos empezar a aceptar lo que somos: mestizos un poco trogloditas.
Mientras aparece o no el nivel Olduvai en la Trinchera, a golpe de pico y pala, hay cerca un lugar donde los humanos africanos y europeos de hace cientos de miles de años sí se reencuentran. Hace mucho tiempo que sus familias dejaron de tratarse por una inmigración que no se diferenciaba mucho de la que hoy (la falta de recursos).