A pesar de que las salpas no representan un peligro directo para los bañistas, su textura gelatinosa puede resultar desagradable y recordar al de algunas medusas.
El potente veneno de sus tentáculos causa picaduras que pueden llegar a ser muy dolorosas. Su presencia es cada vez mayor en el norte peninsular, pero el Mediterráneo tampoco se libra.
Este pólipo -que no medusa- está aguando la fiesta a los bañistas en el Cantábrico sobre todo, donde hasta han tenido que cerrar playas por su capacidad urticante.
La ola de pesimismo sobre el deterioro de la biosfera y de los océanos en particular, nos lleva muchas veces a aceptar como ciertos problemas que quizás no lo sean tanto. Estos problemas globales tienen, por alguna razón, un eco tremendo en los medios de comunicación, que eleva la visibilidad de los supuestos problemas.