En el escenario más simbólico que existe, el presidente del Consejo Europeo ataca las "referencias vergonzosas e inaceptables al uso de armas nucleares" de Moscú.
Fui testigo de cómo mi ciudad quedaba cegada por el destello, arrasada por la onda expansiva, abrasada por el calor de 4.000 grados. Mi amada Hiroshima se convirtió en un lugar desolado, con pilas de esqueletos y cadáveres negros por doquier. ¿Cuánto más vivir bajo la amenaza de los estados con armas nucleares?