Pedro Delgado

La siesta de una tarde de verano

La siesta de una tarde de verano

Recuerdo un ventilador. No paraba de girar. Izquierda, derecha, izquierda, derecha... Era el único remedio al sofocante calor de las tardes de julio. También recuerdo un sofá. Y sentado en él, dormido, mi padre. No sé si llegó a ver terminar una sola etapa de aquel Tour del 87.