No merecemos que Eufemiano Fuentes cobre por restregarnos su delito

No merecemos que Eufemiano Fuentes cobre por restregarnos su delito

Ni los deportistas ni la sociedad merecemos que un tipo condenado amenace con pasear sus miserias por platós, libros o diarios a cambio de una sucia montaña de dinero. No podemos permitir que delinquir y cobrar luego por contarlo sean el trampolín para tener poder y ganar dinero.

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Pagar a un criminal no es periodismo. Que un medio de comunicación contrate a un delincuente para que cuente detalles de sus delitos, es más bien una bajeza. Ni los espectadores ni los lectores se lo merecen, y el caso es aún más repugnante cuando pasa en el ámbito del deporte, cuna del esfuerzo y de los mejores valores del hombre. Según desveló la semana pasada El País, Eufemiano Fuentes, condenado a un año de prisión y cuatro de inhabilitación como médico deportivo por un delito contra la salud, ofrece explicar los éxitos españoles en Los Ángeles 84, Barcelona 92 o la Champions a cambio de un pago por la exclusividad. La puja podría alcanzar hasta los 100.000 euros por una entrevista en exclusiva de este delincuente sobre sus prácticas delictivas.

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El médico Eufemiano Fuentes. Foto: EFE/Archivo

Hace cinco años que defiendo que no se puede pagar un solo euro a autores de delitos graves para que hablen de ello en los medios. Personajes como Julián Muñoz o Luis Roldán llegaron a cobrar 350.000 y 50.000 euros respectivamente por sus apariciones en televisión. Me asqueó esta sucia práctica y, siempre que pude, lo denuncié en mi blog, apelando a la responsabilidad de los espectadores, del Gobierno y de los medios (en los últimos años, pagaron casi todas las televisiones, incluso las públicas).

Pero no fue hasta 2011 cuando por fin mi queja tuvo eco: a raíz de la entrevista a la madre de El Cuco, el menor que estaba ya condenado en sentencia firme por esconder el cadáver de Marta del Castillo, hice un llamamiento a los anunciantes del programa La Noria, que le pagó 10.000 euros. Las empresas, aplicando su sentido común o eso que se conoce como responsabilidad social corporativa, entendieron que una marca no debe apoyar con su publicidad que se enriquezca a un criminal por contarlo. Y retiraron sus anuncios.

Aquello marcó un antes y un después, pero no podemos pedir que sean las marcas quienes eviten in extremis que un delincuente cobre por escupirnos sus ruindades. Por eso, cuando todo pasó, y con el asesoramiento de los mejores abogados en la materia, presenté una propuesta, que respaldaron 53.727 personas, para que el Gobierno obligase a las televisiones a comprometerse a no pagar a criminales. Pero el Gobierno se negó a actuar. El problema no es exclusivo de televisiones, pues un delincuente puede cobrar por contar sus delitos en un libro, o en un diario; pero es en las televisiones donde más rentabilizan este tipo de contenidos y, por tanto, más suelen pagar por ellos.

Necesitamos un cambio legal que impida que un condenado -llámese Pantoja, Ortega Cano o Farruquito- tenga siquiera la opción de ofender a los españoles a los que haya defraudado o de pisar la memoria de sus víctimas por dinero. Libertad de expresión, toda: que hablen en medios, sí; pero que no cobren. Y menos aún que se permitan blandir su pobreza moral como amenaza contra algo tan grande como el deporte, quizá la faceta de la marca España de la que más orgullosos estamos los españoles.

Ni los deportistas ni la sociedad merecemos que un tipo condenado, como el tal Fuentes, amenace con pasear sus miserias por platós, libros o diarios a cambio de una sucia montaña de dinero. Hace años que tenemos un problema, y alguien tiene que buscarle una solución. Es hora de que la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, encuentre cómo hacerlo. No podemos permitir que delinquir y cobrar luego por contarlo sean el trampolín para tener poder y ganar dinero. Nuestros hijos tienen que crecer en una sociedad en la que ser delincuente no valga la pena.