La crisis griega y las últimas elecciones

La crisis griega y las últimas elecciones

Sigo confiando en que el Gobierno sobreviva más de un año y en que tengamos la oportunidad de participar en las negociaciones mientras se suceden los cambios en la eurozona.

No sé si los memorandos y las medidas de austeridad sacarán a Grecia de la crisis. Lo que han conseguido hasta ahora es la destrucción del paisaje parlamentario.

Desde 1975, es decir, desde la caída de la dictadura militar, Grecia siempre había estado gobernada por dos grandes partidos, Nueva Democracia, de centro derecha, y el PASOK, el Partido Socialdemócrata, de centro izquierda, que se alternaban en el Gobierno, siempre con una mayoría absoluta. Los otros dos partidos parlamentarios eran el Partido Comunista y la Coalición de la izquierda progresista.

La crisis y las medidas de austeridad han trastocado esta situación parlamentaria. Los dos grandes partidos, que compartían la responsabilidad de haber hundido al país en la crisis, perdieron a sus seguidores y empezaron a descomponerse. En las últimas elecciones, Nueva Democracia fue el partido mayoritario, pero con el porcentaje más bajo de su historia, el 29,7%. El PASOK, que había firmado el primer memorándum y había introducido el primer programa de austeridad, fue el gran derrotado. En 2009 ganó las elecciones con una abrumadora mayoría del 47%; en estas últimas, apenas llegó al 12,5%.

El Parlamento salido de los últimos comicios cuenta con siete partidos. Hay dos partidos a la derecha de Nueva Democracia: el Partido de los Griegos Independientes, una escisión de Nueva Democracia, y Amanecer Dorado, el partido nazi. Y están presentes otros tres partidos a la izquierda del PASOK: Izquierda Democrática, el Partido Comunista y el gran vencedor de las elecciones, SYRIZA, que es la coalición de izquierdas radicales.

Es un panorama que puede generar graves problemas. Por primera vez tenemos en el Parlamento un partido nazi, Amanecer Dorado. La noche posterior a las elecciones, la gente se preguntaba quién había podido votar por los nazis. Amanecer Dorado obtuvo muchos votos en zonas con graves problemas de inmigración.

Sin embargo, esa es una explicación simplista. Entre los más jóvenes de 40 años, muchos votaron por Amanecer Dorado o por SYRIZA en señal de protesta.

La tasa de desempleo de los jóvenes ha alcanzado la tremenda cifra del 50% en los dos últimos años. Esos jóvenes, en su gran mayoría, poseen educación superior, en muchos casos un título de máster, y algunos incluso un doctorado. Tienen una formación excelente, pero no tienen trabajo. No creen que Amanecer Dorado les vaya a ofrecer la solución a sus problemas, pero quieren castigar al sistema. Su voto es un voto de venganza.

La Grecia que surgió de las elecciones es un país profundamente dividido, y ese es nuestro segundo problema. La división entre izquierdas y derechas ha sufrido un vuelco. La nueva división es la que existe entre las fuerzas políticas y sociales a favor o en contra de los memorandos y las medidas de austeridad. Antes de las elecciones del 6 de mayo, el partido de la izquierda radical, SYRIZA, decía que no tenía ningún inconveniente en formar un Gobierno que se contara con el apoyo de los Griegos Independientes, que son un partido de extrema derecha. En vísperas de las elecciones del 17 de junio, los Griegos Independientes dijeron que no tenían ningún inconveniente en apoyar un Gobierno de SYRIZA. Ambos partidos están en contra del memorándum y las medidas de austeridad.

Los dos bloques que se han creado se comportan de manera muy agresiva y hacen gala de una fuerte animosidad el uno respecto al otro. Y eso no es buena señal en un país con una larga tradición de guerras civiles.

Por suerte, de las últimas elecciones ha salido un Gobierno de coalición apoyado por tres partidos. Lo malo es que el sistema político griego no tiene experiencia con los Gobiernos de coalición. El último se formó hace 60 años, en 1952, y no duró más que un año.

Este Gobierno va a tener que aplicar dolorosas reformas y medidas de austeridad, sobre todo en el sector público, y esa tarea es aún más difícil para un Gobierno de coalición.

Aun así, sigo confiando en que el Gobierno sobreviva más de un año y en que tengamos la oportunidad de participar en las negociaciones mientras se suceden los cambios en la eurozona.

Traducido del inglés por María Luisa Rodríguez Tapia.