¿Cuánto le va a durar a Rajoy la carambola?

¿Cuánto le va a durar a Rajoy la carambola?

¿Significan los 169 votos que los de Rajoy y Rivera han logrado para sus vicepresidentes en la mesa del Congreso que el actual presidente en funciones va a ser presidente de Gobierno? La respuesta es una incógnita incluso para los protagonistas.

¿Significan los 179 votos que los de Rajoy y Rivera han logrado para sus vicepresidentes en la mesa del Congreso que el actual presidente en funciones va a ser presidente de Gobierno? La respuesta es una incógnita incluso para los protagonistas. Según José Luis Ayllón, secretario de la Relaciones con las Cortes y hombre clave en el entorno del presidente y de Soraya Saénz de Santamaría, si el precio que Albert Rivera sigue exigiendo es un cambio de la ley electoral que le permitiría en otras elecciones obtener hasta 25 diputados más -porque en el PP han hecho los cálculos-, lo tiene difícil. Ni PP -ni PSOE por supuesto- se brindarán -mientras puedan- a cambiar esa ley.

Y si, al final, Rivera da por concluidas las cesiones a Rajoy con la votación para la Mesa, como se harta de explicar el núcleo duro de Ciudadanos, el presidente en funciones no dejará que el rey le encargue la investidura. "Si carecemos de apoyos para gobernar, no iremos a la investidura. Es el PSOE el que tiene la responsabilidad de desencallar la situación", insiste una fuente popular de Moncloa. En Ciudadanos siguen convencidos de que Rajoy y Rivera juntos no pueden doblar ni una esquina ante las cámaras porque ellos son el partido de la regeneración frente al de la corrupción. Pero este martes la esperanza anidaba en el PP, porque creen factible poder pagar un precio satisfactorio por su apoyo.

Puede que hoy esté más lejos que ayer la investidura de Rajoy en la primera semana de agosto, pero tiene más visos de éxito a medio plazo. El siguiente acto pasa por que Ciudadanos y soberanistas disimulen un poco e intenten poner tierra de por medio unos días con el PP. Mientras tanto, el actual inquilino de La Moncloa podría pedir al rey más tiempo para negociar y convencer a Ciudadanos de que le apoye, junto con los nacionalistas. Eso significaría desplazar la investidura a unas semanas más tarde, para tener más tiempo. "Una vicepresidencia y un ministerio para Garicano serían suficiente", especulan algunos diputados socialistas.

Puede que hoy esté más lejos que ayer la investidura de Rajoy en la primera semana de agosto, pero tiene más visos de éxito a medio plazo

Otro escenario sería el que les encantaría a los socialistas e incluso a Albert Rivera: contemplar a Rajoy fracasando en la primera investidura y en la siguiente, hacerle morder el polvo ante la respuesta de Pedro Sánchez con un discurso "de rigodón" muy similar al que él dedicó al secretario general del PSOE -algo menos decimonónico en la terminología-. En una tercera investidura, las cosas serían diferentes, Rivera y Sánchez tendrían más fácil justificar la abstención y dejarle gobernar.

Nunca antes, "a día de hoy" como suele decir Pedro Sánchez a los más próximos, los socialistas del Congreso, ya sean añosos o jóvenes, han estado más convencidos de que el PSOE no hará presidente a Rajoy. Porque "significaría la muerte del PSOE como partido", asevera una vieja gloria y asiente una de las nuevas que influye en el líder. Veremos. Solo que si, por una casualidad, Rajoy no se presenta -nada es descartable, nada de nada- y a Sánchez le vuelve a dar la pájara y decide intentarlo de nuevo, animado por su núcleo de confianza, los socialistas catalanes, Podemos y su ego, tendría que hacer frente a una rebelión incluso entre sus consejeros más cercanos de los últimos meses. "Eso está descartado. No va a suceder. Nos vamos a quedar en la oposición ejerciendo como tal", asegura un miembro de su equipo

¿Hay que descartar la posibilidad de que Rajoy dé una segunda espantada? No. Porque, pese a todo, Albert Rivera no cejará en pedir la cabeza de Rajoy si le ofrecen un precio de ganga por un apoyo en el que ahora mismo ve más inconvenientes que ventajas, pues sigue pensando que, sin una justificación irrebatible, sería su tumba política.

En todo esto, quien más riesgos corre es la institución monárquica y así lo temen algunos institucionalistas. De cómo Rajoy se desenvuelva estos días con Felipe VI -que mantiene una relación excelente con Rivera y Sánchez- dependerán muchas cosas. El rey ya viene prevenido después de la experiencia fallida tras el 20-D y no está dispuesto a que se le ponga en jaque por intereses partidistas. No va a ser fácil que Rajoy le vuelva a pasar la pelota a otros.

Hay que confirmar el beneficio que han obtenido PNV y la antigua Convergencia a cambio de entregar los 10 votos a los vicepresidentes del PP y de C´s para la mesa del Congreso

Hay que confirmar el beneficio que han obtenido PNV y la antigua Convergencia a cambio de entregar los 10 votos a los vicepresidentes del PP y de C´s para la mesa del Congreso. A la primera jornada de la XII legislatura los nuevos ya venían aprendidos, nada que ver con la del pasado 13 de enero en cuanto a espectáculo se refiere. Ahora que todos creían saber de qué iba el de enfrente, llega Rajoy y liga a los soberanistas -desde ahora seguramente nacionalistas- a base de negociar por lo bajo, recurriendo al antiguo estilo de toda la vida, sin luz ni taquígrafos. Porque una negociación seria, mantienen en el PP, no se radia cada minuto.

De momento, los susurros le han dado 169 votos. La cuestión es si ese número tiene más recorrido. Una brecha se ha abierto. ¡Se puede llegar a 169 sin el PSOE! Y eso es precisamente lo que celebraron este martes en Ferraz: que a pesar de las presiones mediáticas, se demuestra que Pedro Sánchez no es determinante. "Estamos contentos porque no se nos puede seguir exigiendo que juguemos un papel que no nos corresponde. Rajoy no necesita al PSOE para gobernar. Todo lo que se nos ha presionado no ha sido más que una campaña orquestada. Si nosotros llegamos a cambiar apoyos con los nacionalistas nos habrían crucificado, pero el PP lo ha hecho y a nadie le ha parecido mal", asegura el jefe de gabinete de Sánchez, Juan Manuel Serrano, satisfecho de que se haya despejado el terreno.

Atribuir a los soberanistas los votos secretos debe de ser la única cosa en la que coinciden la poderosa viceportavoz de Podemos, Irene Montero, y Juan Manuel Serrano, a pesar de las veces que se han sentado juntos a negociar durante la anterior legislatura. Montero lo tenía claro al terminar la votación para la mesa del Congreso. Los famosos 10 votos de más procedían del PNV y de la antigua Convergencia Democrática. Su compañero, Juan Manuel del Olmo, no coincidía con ella en que Esquerra Republicana hubiera entrado en ese bloque de apoyo a C´S y PP para las vicepresidencias, y así se lo confirmó luego el líder de Esquerra Republicana, Joan Tardá, a Pablo Iglesias.

En breve continuaremos con la nueva entrega de lo que promete ser el best seller político del verano.