Lampedusa muestra las vergüenzas de la UE

Lampedusa muestra las vergüenzas de la UE

La UE, en una nueva muestra de hipocresía, llora la pérdida de vidas humanas en sus costas ignorando motivos, causas y responsabilidades. Peor aún, los mismos que organizan ceremonias de duelo, aprobaban hace poco leyes que penalizan, no sólo a los inmigrantes, sino a quien ose ayudarles.

Lampedusa, una vez más, pone en evidencia lo que todo el mundo ve (o debería ver): que "el rey va desnudo". Vergüenza.

Este martes se reunieron los ministros de Interior de la UE, y el miércoles el Parlamento Europeo tenía previsto votar una resolución en relación a la última (hasta hoy) de las tragedias que de manera regular tienen Lampedusa como escenario. Vergüenza.

De nuevo escuchamos lamentos y condenas, ofrecemos muestras de condolencia, y hacemos minutos de silencio. Vergüenza.

La UE, en una nueva muestra de hipocresía, llora la pérdida de vidas humanas en sus costas ignorando motivos, causas y responsabilidades. Peor aún, los mismos que hoy organizan ceremonias con velas en señal de duelo por la pérdida de vidas humanas, aprobaban hace pocos días leyes que penalizan, no sólo a los inmigrantes, sino a quien ose ayudarles, incluso rescatandolos del mar (el Partido Popular Europeo). Vergüenza.

La retórica de los ministros y de algunos grupos políticos no consigue ocultar la realidad: las actuales mayorías gubernamentales hace años que apuestan por una Europa fortaleza, para dificultar las vías legales de entrada de personas, para penalizar, e incluso criminalizar, las personas demandantes de refugio o asilo, o simplemente inmigrantes. Mientras los ojos de algunos ministros vierten lágrimas de cocodrilo, sus manos firman leyes y decretos que condenan a prisión, o directamente a muerte, a miles de personas. Vergüenza.

Este martes los ministros debían concretar medidas concretas para mejorar los sistemas de rescate en el mar. El Parlamento Europeo y el Consejo, en tanto que colegisladores, están en fase de revisar las normas sobre la vigilancia de las fronteras marítimas. Los gobiernos de la UE, una y otra vez, han dejado claro su dogma: no hay recursos. "Lamentamos mucho lo que ha sucedido, es una tragedia -dicen- pero tenemos otras prioridades". No es una cita explícita, pero es el que se deriva de las conclusiones del Consejo. Vergüenza.

Por muchas lágrimas que derramemos, no podemos olvidar a las muchas responsabilidades que como países de la UE tenemos en el drama que vive día sí y día también, el Mediterráneo: Lampedusa, Ceuta, Melilla... Vergüenza.

Hace años que reclamamos desde varios frentes sociales y políticos un cambio de políticas, un giro radical en la estrategia europea para gestionar los movimientos de personas. Es necesario, más que nunca, un marco europeo de inmigración, asilo y refugio, que considere las personas que lo piden como tales, y no como delincuentes, reales o en potencia. Vergüenza.

Y no, no es culpa de Europa. Son los gobiernos los que impiden que Europa haga lo que debería hacer. Son las capitales, los gobiernos de los Estados, quienes embadurnan de sangre y barro los ideales fundacionales del proyecto europeo. Son las mayorías gubernamentales actuales las que están matando, literalmente, a miles de personas, y con ellas el sueño europeo en el que tanta gente creíamos, pero que cada vez vemos más turbio. Vergüenza, vergüenza, vergüenza.