Huracán Irma: una escena de destrucción, en Anguila, mi casa

Huracán Irma: una escena de destrucción, en Anguila, mi casa

EFE/Jean Marc Herve Abelard

Todo está destruido. La mayoría de los postes de teléfono están en el suelo, las carreteras están cortadas, los árboles arrancados. Muchas casas han perdido los tejados, incluyendo la mía. Parte de mi casa tiene un techo galvanizado y el viento se ha llevado casi todas las láminas. Algunos edificios están completamente derruidos. No hay electricidad en toda la isla.

Hemos perdido varias escuelas. Todavía no he tenido la oportunidad de evaluar la situación. Me dicen que muchas están dañadas y que la escuela secundaria está gravemente afectada: el techo ha salido volando y las ventanas están destrozadas... Se pueden imaginar cómo ha quedado. No podremos retomar las clases en mucho tiempo. Hay un montón de daños estructurales y necesitamos recursos. Tenemos que reunirnos, evaluar el nivel de destrucción y encontrar un camino a seguir.

A nivel personal, estoy preocupada por los daños de mi propia casa. Casi todo está empapado y estoy tratando de salvar lo que puedo. Pero al menos estamos vivos. Podría haber sido peor. Ha sido realmente aterrador, muy aterrador, el estar sentada esperando la tormenta. Todo el mundo hablaba de ello, de la gravedad de este huracán Irma y de si podríamos soportarlo. Estábamos preparados. No creo que pudiéramos haber hecho mucho más.

Necesitaremos ayuda financiera, eso seguro. Una de las primeras cosas que se necesitan es restablecer la electricidad, mucha gente está llorando por eso.

Ha sido un huracán muy fuerte. Los contenedores volaron por los aires y un montón de coches han terminado volcados o apilados unos encima de otros. Ha sido horrible. Los árboles, lo que queda de ellos, son solo tallos desnudos y están ennegrecidos como si hubieran sufrido un incendio.

Cuando miro por la ventana puedo ver postes de teléfono derribados y dos barcos boca abajo. Hay un contenedor en el patio de la iglesia, y el techo de la iglesia ha sido arrancado de cuajo. Hay muchos cables por el suelo, a mi izquierda puedo ver un montón de láminas de metal... y puedo ver un techo justo delante de mí.

Me alegro de que haya terminado, aunque no puedo dejar de preocuparme al preguntarme cómo vamos a sobrevivir a toda esta destrucción de nuestras infraestructuras con la economía que tenemos. Y ahora, además, mucha gente se ha quedado sin hogar.

Necesitaremos ayuda financiera, eso seguro. Una de las primeras cosas que se necesitan es restablecer la electricidad, mucha gente está llorando por eso. Necesitamos limpiar los escombros y necesitamos asistencia técnica.

Todos nos lamentamos. Es un alivio estar vivos, pero cunde una sensación de desesperanza y desamparo.

Más de 10 millones de niños viven en los países afectados por el huracán Irma, de los que 3 millones son menores de cinco años. UNICEF está apoyando ya la respuesta a esta emergencia, para proporcionar a los niños y sus familias agua, alimentos, medicinas, refugio provisional, material educativo y protección.