Motívate con los más grandes

Motívate con los más grandes

Motivación no es dar ánimos o contagiar entusiasmo, sino generar un motivo hacia el que dirigir tus pasos de manera consistente y poderosa. Y existen herramientas para que sea duradera y estable. Algo que gracias a los grandes de la música o el arte podemos aprender en El pequeño libro de la motivación.

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¿Sabes cómo consiguieron Los Beatles motivar a miles de personas a comprar sus discos? ¿Por qué Los KISS cambiaron el mundo del espectáculo? ¿O cómo la motivación nos puede llegar a través de Dalí?

Motivación no es dar ánimos o contagiar entusiasmo, sino generar un motivo hacia el que dirigir tus pasos de manera consistente y poderosa. Y existen herramientas para que sea duradera y estable. Algo que gracias a los grandes de la música o el arte podemos aprender en El pequeño libro de la motivación.

Los Beatles, o mejor dicho, su productor George Martin, indujo a los cuatro fantásticos a reescribir las canciones del primer EP para que en ellas el estribillo fuese al comienzo de la canción y que además se repitiese el nombre del tema. De esa manera, tras escucharlo una y otra vez, todo el mundo recordaría el nombre de la canción al bajar a su tienda de discos (en esa época no había smartphones a los que consultar o aplicaciones que te dicen lo que estás escuchando). En «please please me» es la manera de cerrar cada estrofa, en «love me do» se repite más de quince veces...

Si quieres utilizar la estrategia Beatles, debes provocar que tu objetivo o motivo te sea recordado por pequeñas cosas del día a día, pero que siempre estén presentes. Desde dejarte post-it, hasta algo más sofisticado: unir tu proceso hacia el objetivo con algo que en ese momento esté de moda, por ejemplo, Juego de tronos. Cada vez que alguien hable de la serie o veas un cartel promocional (y sucederá mucho), te estarás recordando a ti mismo tu propio proceso motivador y estimulando tu mente.

Otros cuatro chicos, en el camerino del Conventry Club de Queens, deciden maquillarse al ver que de la actuación anterior alguien había olvidado una base de maquillaje de payaso blanca, una barra grasa negra y un pintalabios color rojo Broadway. Lo hicieron por diversión, y porque sabían que habían vendido sólo cuatro entradas. Al día siguiente, dos reseñas en los periódicos hablaban de la extravagancia de su puesta en escena y de su calidad musical. Nadie mencionaba que sólo había cuatro asistentes. Acababan de descubrir una nueva fórmula: llevar su estética al límite para convertirla en su propia marca reconocible. Si no hubiesen decidido pintarse la cara, quizá no le hubiesen añadido la vestimenta y los artificios pirotécnicos. Quizá hubiese sido un grupo más dando un concierto para cuatro fans. Pero ten claro que nunca habrían llegado a vender más de cien millones de discos en el mundo.

La inspiración para que tu motivación sea duradera puede tener muchos padres, pero las técnicas sólo funcionan cuando se llevan a cabo.

La estrategia KISS es llevar las cosas al límite. Es pensar en grande y preguntarse: «¿Qué más puedo hacer?», seguido de una segunda pregunta que sea: «¿Es significativo o necesito algo mayor para que se note?». Y rematar con una tercera pregunta que diga: «¿Va a dejar el legado que espero?». Por último, si este motivador lo utilizas con tu equipo de trabajo, deberías hacerte una cuarta pregunta: «¿Qué puedo hacer yo para acompañarles en el proceso?», y, sobre todo, una quinta de manera periódica: «¿Cómo sumo al itinerario para evitar la costumbre y con ella la apatía?».

Nuestro célebre artista Salvador Dalí pronunció la frase "La vida es aspirar, respirar y expirar". Una sencilla forma de jugar con las palabras, las ideas, y el impacto de las mismas. El genio de Figueres no sabía en ese momento que décadas después me inspiraría con esa sentencia a generar una técnica de motivación basada en ella. Gracias al maestro del surrealismo dejamos su mundo onírico y simbólico a un lado para crear una técnica que nos sirve para construir un discurso motivador, es decir, una forma de hablar que venza y convenza.

Si lo que deseas es motivar o motivarte, recuerda que tu comunicación debe tener tres partes, que en este orden y de manera claramente diferenciada, comiencen por responder la fase de «Aspirar» o hablar de nuestros deseos o experiencias, respecto aquello que buscas. De lo que anhelas, de lo que amas o de lo que ansías. Después, haz referencia al «Respirar» que, tras la visualización, nos lleva a la parte de la realidad; es decir, a aquello que hay que hacer y cómo deberíamos hacerlo para poder llegar al fin para generar un compromiso tangible. En el «Expirar», para cerrar el discurso, haremos referencia sobre algo evocador; el legado que queremos que permanezca de nosotros. La huella que queremos dejar. Las consecuencias del éxito que alcanzaremos para otros y para nosotros.

La inspiración para que tu motivación sea duradera puede tener muchos padres, pero las técnicas sólo funcionan cuando se llevan a cabo. La palabra agua no moja, así que mójate haciendo y lucha por una motivación eficaz y duradera. Los grandes ya lo hacen.