Hipocresía sobre Assange

Hipocresía sobre Assange

Ante la humareda, es fácil olvidar (como muchos parecen estar haciendo) que estamos ante unas acusaciones muy graves, incluidas denuncias de violación, abusos sexuales y coacción, interpuestas por parte de dos mujeres en Suecia.

En los últimos días he leído con gran interés las noticias que se han publicado sobre Julian Assange, fundador de WikiLeaks, en relación a su decisión de refugiarse en la Embajada de Ecuador en Londres para evitar su extradición a Suecia. La decisión del gobierno ecuatoriano de concederle asilo político ha generado un conflicto con el gobierno Británico de consecuencias impredecibles.

Inicialmente la respuesta del gobierno Británico, que ha amenazado con penetrar en la Embajada Ecuatoriana amparándose en una legislación de 1987, la Diplomatic and Consular Act, fue de lo más desafortunado. Si eso se produjese, dejaría en una situación de potencial desamparo a todas las legaciones diplomáticas por todo el mundo.

Sin embargo, antes de crucificar al Gobierno británico hay que recordar el contexto en que se aprobó esa legislación que permite a la policía, con aprobación de un juez, entrar en una embajada si se produce una "utilización ilícita de esa inmunidad". Esta ley fue consecuencia de la muerte en 1984 de la agente de policía Fletcher, causada por disparos efectuados desde la Embajada Libia. Desde ese contexto, no parece tan ilegítimo poner limites a la inmunidad de las legaciones diplomáticas: ¿es defendible que se puedan usar para matar a alguien?.

El Gobierno británico pudo equivocarse alegando el uso "ilícito" de la embajada ecuatoriana al prestar asilo a Assange, pero cualquier decisión de penetrarla tendría que ser amparada por un juez. Esto es mucho más de lo que cabe esperar de muchos de los países que se han rasgado las vestiduras ante la amenaza británica, incluído Ecuador.

Lo más frustrante del caso esta siendo el uso torciero de la información. Estamos mezclando temas tan diversos como el delito de violación, la libertad de expresión, el odio a EEUU, el afán de protagonismo enfermizo de políticos (y ex-jueces), el rechazo a la pena de muerte (que supuestamente podría sufrir si es extraditado a EEUU), el antiamericanismo de gobiernos latinoamericanos que aprovechan cualquier oportunidad para ponerle un ojo morado al vecino del norte, o el derecho internacional entre otros.

Ante tal humareda, es fácil olvidar (como muchos parecen estar haciendo) que estamos ante unas acusaciones muy graves, incluidas denuncias de violación, abusos sexuales y coacción, interpuestas por parte de dos mujeres en Suecia. Ambas sostienen que unas relaciones sexuales con Assange que inicialmente fueron consentidas, se tornaron en forzadas, y que Assange se negó a la exigencia de que usasen preservativo, en un caso con violencia. Él las niega y sostiene que su extradición a Suecia es una excusa para luego extraditarle a EEUU donde sufriría un juicio injusto y sería condenado por su papel en las filtraciones de Wikileaks.

Resulta que muchos de los defensores a ultranza de Assange, quieren dejar de lado estas acusaciones y disfrazarlo todo como una persecución política. Vamos por partes. En primer lugar, Suecia es uno de los países más estrictos del mundo en temas de delitos sexuales. El delito de violación incluye la posibilidad de una relación sexual con una persona contra su voluntad, con o sin violencia, penalizando el caso de sin violencia con penas de hasta cuatro años de cárcel. ¿No deberíamos de aplaudir fervientemente esta protección contra este delito? Suecia tiene una de las democracias más progresistas del mundo y nadie duda de su sistema judicial. ¿Como podemos defender que personas rompan las leyes y que luego se amparen en argumentos de dudosa credibilidad para no ser sancionados?

Además, EEUU no ha manifestado en ningún momento que tenga ni planes ni intención de solicitar la extradición del señor Assange. Si quisiera hacerlo, ¿por qué no lo hubiese solicitado ya del gobierno británico, uno de sus mas cercanos aliados, en vez de esperar a su extradición a Suecia? Y si al final decidiese hacerlo, ¿por qué debería de ser un problema? ¿Por qué dudamos tanto del sistema de protección de derechos individuales de EEUU, si es (con todas las imperfecciones que pueda tener, que las hay) uno de los más avanzados del mundo? Además, Suecia acaba de confirmar que nunca extraditará a una persona a otro país en el que pueda sufrir la pena de muerte.

La postura de Ecuador es también cuanto menos cuestionable. ¿Cómo no puede sorprender que un país con graves problemas democráticos y de independencia judicial se convierta en un paladín de la libertad de expresión y de los derechos humanos? ¿Qué decir de los otros países del Unasur que tan 'valientemente' han acudido en apoyo del gobierno Ecuatoriano?

En realidad un análisis de lo que esta pasando puede llevar a la conclusión de que la decisión de Ecuador tiene más que ver con otros intereses, y poco que ver con el señor Assange. Recordemos que pese a que inicialmente, cuando el presidente Correa asumió el Gobierno del país, las relaciones entre EEUU y Ecuador eran positivas (Correa estudió en EEUU, y Hillary Clinton asistió a su toma de poder). Fue precisamente una filtración por WikiLeaks en la que la embajadora de EEUU, Hether Hodges, acusaba a Correa de nombrar a un jefe de policía corrupto al que poder "manipular fácilmente", lo que llevo a una ruptura en las relaciones entre los dos países (Correa critico muy duramente a EEUU y exigió una rectificación que no se produjo), y a la expulsión de la embajadora estadounidense (a la cual Estados Unidos respondió expulsando al embajador de Ecuador en Washington).

La situación actual parece una ocasión que ni pintada para que Correa se tome cumplida venganza de esa afrenta . Al mismo tiempo le da una oportunidad para tratar de asumir el liderazgo hemisférico en un momento en que lidera Unasur, y de debilidad del presidente venezolano Chávez que se enfrenta, no sólo al cáncer, sino también a las elecciones más reñidas desde que asumió la presidencia de Venezuela. En este vacío entra Correa, que hasta ahora ha desempeñado un papel marginal, para convertirse en el paladín del frente antiamericano del hemisferio sur, aprovechando el creciente descontento en la región por las políticas regionales (y en particular contra las drogas) del Gobierno de EEUU.

Por último, esta decisión que acentúa el creciente populismo y el estilo pugilista/confrontacional del presidente Correa, le sirve para movilizar a sus bases en un momento en que tiene que afrontar elecciones el año que viene, en un país muy polarizado en el cual el nacionalismo y el antiamericanismo son recetas seguras de apoyo electoral entre muchos de sus votantes.

Es importante tener en cuenta todos estos factores para entender lo que está pasando, y huir de posicionamientos simplistas en un tema de gran complejidad. Lo más importante en esta tesitura es recordar que hay dos víctimas que merecen su día en los tribunales, y que la protección de sus derechos es la protección de los derechos de todas las mujeres ante un delito tan grave como es el de violación. Una vez se resuelva ese tema podemos discutir todo lo que queramos sobre los límites a la libertad de expresión o sobre las injusticias del sistema judicial de Estados Unidos