Por qué hay que escuchar a los últimos supervivientes del Holocausto

Por qué hay que escuchar a los últimos supervivientes del Holocausto

1 de mayo de 1979. La entonces ministra francesa de Salud y candidata a las elecciones europeas, Simone Veil, da un discurso en París durante la campaña electoral.AFP

El anuncio de la muerte de Simone Veil, a quien creía inmortal, nos revuelve por dentro y nos recuerda, de la más triste de las maneras, que dentro de poco no quedará ningún superviviente de los campos de la muerte. Nuestros hijos no podrán verlos contar su testimonio y esta historia, que nos es tan cercana, quedará relegada a los libros de Historia. Su negación será aún más fácil, sobre todo teniendo en cuenta que este hecho resulta inconcebible para el espíritu humano. Seis millones de muertos, entre ellos mujeres, niños, ancianos y bebés.

Cuando se anunció la muerte de Elie Wiesel, tomé la decisión de ir a grabar a casa de los últimos supervivientes de los campos de exterminio que quisieran abrirme sus puertas. Ese día, me di cuenta de que nunca tendría el privilegio de conocer a ese icono, a ese testigo imprescindible. Al iniciar el proyecto, sabía que tampoco tendría el honor de visitar a Simone Veil, pues su estado de salud ya no lo permitía.

Desde entonces pude encontrarme con una decena de deportados, entre ellos Ginette Kolinka e Yvette Lévy, que se cruzaron con Simone Veil en Birkenau.

A la mayoría de los supervivientes les ha costado décadas hablar de lo que les ocurrió, porque ellos tenían ganas de vivir, porque no querían dar pena a la gente de su alrededor, porque tenían el sentimiento de importunar o porque no les creían. Para muchos fue un silencio de varios decenios.

Su padre y sus amigos habían leído 'Mein Kampf', pero no se tomaron en serio las palabras de Hitler; pensaban que nunca haría lo que decía que quería hacer.

Un hijo de un deportado me contaba que ni él ni sus hermanos y hermanas se habían atrevido a hacer la mínima pregunta a su padre sobre su experiencia como deportado. Y después, un día, un conocido al que habían invitado a cenar se giró hacia mi padre de la forma más natural del mundo y le dijo: "¿Entonces usted estuvo en Auschwitz?". Y ahí el padre, también con total naturaleza, ante sus hijos ojipláticos, respondió a esa pregunta y contó su deportación a aquel desconocido por primera vez en su vida.

Ha habido numerosos testimonios, libros y documentales sobre el Holocausto, pero a día de hoy los últimos supervivientes, casi todos rondando el siglo de vida, hacen balance de su vida, de sus luchas y hablan del mundo actual, con toda la fuerza de lo que han vivido.

Elie se acuerda perfectamente de que su padre y un buen número de sus amigos, todos muertos en la deportación, habían leído Mein Kampf, pero no se tomaron en serio las palabras de Hitler; pensaban que nunca haría lo que decía que quería hacer. Elie se estremece al pensar que ahora podamos estar de nuevo ante una forma de negación de la realidad frente a las amenazas que nos llegan.

No aprendemos nada de la historia.

Lucette, que ha vivido toda su vida en el parisino barrio de Montmartre, escuchó hace poco en el portal de su casa a un séquito de personas que gritaban: "Muerte a los judíos". Tuvo la horrible impresión de estar reviviendo el pasado. Ginette, que todavía tiene la energía para dar la vuelta a Francia contando su testimonio y que siempre responde de forma afirmativa cuando le piden algo, está convencida de que no aprendemos nada de la historia.

Si Nicolas Roth se esfuerza desde hace años por descifrar la mecánica nazi hasta los más mínimos detalles no es para que recordemos lo que le pasó a él, sino para que esto no le suceda jamás a otras personas, sean quienes sean. Se siente destrozado al no haber podido hacer más por cambiar el mundo.

La gran lección de vida que nos dan estos hombres y mujeres es que, pese a los traumas, la pérdida de su gente y el hecho de haber salido de los campos sin nada, la mayoría de los que he conocido han logrado construir su vida y han conseguido grandes cosas. Simone Veil fue el ejemplo más extraordinario de ello.

Puedes visitar la página de Facebook 'Les Derniers' para saber más sobre el proyecto de Sophie Nahum.

Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano

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