Mi experiencia en el Congreso

Mi experiencia en el Congreso

¡No todos los días le llaman a una desde el Congreso para escuchar sus propuestas! El pasado miércoles tuve el honor de comparecer ante la Subcomisión por un Pacto de Estado en materia de violencia de género para exponer mi visión desde el ámbito de la comunicación. Allí me presenté, algo nerviosa pero muy ilusionada, con una carpeta llena de ideas. Me recibieron representantes de tres grupos parlamentarios: Ángeles Álvarez, Carmen Rocío Cuello y Lidia Guinart del PSOE, Javier Maroto, Carmen Dueñas y Silvia Valmaña del PP, y Sofía Castañón de Unidxs Podemos-En Común Podem -En Marea. No hubo nadie de Ciudadanos, Esquerra, PNV, ni Grupo Mixto, aunque también formen parte de la Subcomisión.

Una letrada recoge por escrito lo que se trata en cada reunión. Con los testimonios de las personas convocadas —entre las que se encuentran cargos políticos, periodistas, asociaciones y víctimas de malos tratos— se elaborará un informe posterior que determinará los pasos hacia ese posible, y deseable, pacto de estado. Disponía de veinte minutos y un turno de preguntas.

Mi exposición se centraba en el uso de las imágenes como herramientas para conseguir la igualdad. Partimos de la base de que los relatos visuales que nos educan son desiguales. El modelo de masculinidad que impera está asociado a la violencia, la agresividad, el dominio y la competición. El referente femenino se centra, sin embargo, en el aspecto físico y la seducción. Estos modelos estereotipados conforman un único discurso que, amparado en la libertad de expresión de quien lo emite, niega el derecho a recibir una información diversa a quien lo recibe. La falta de variedad de referentes en los medios impide a las personas ser libres para elegir su identidad.

Por otro lado, la cultura de la violación está normalizada prácticamente en todos los ámbitos visuales. El cine, la música, la moda o la publicidad la utilizan como estrategia para llamar la atención y la integran en el imaginario desde edades muy tempranas. Puse como ejemplo una recopilación de vídeos de una App que utilizan los adolescentes: Videostar. A través de ella, interpretan las canciones de sus ídolos con efectos especiales y las comparten en redes. Miles de niños y niñas preadolescentes, con carita angelical, cantan cosas como: "Trépateme encima y mátame", "Ponte en cuatro y la mano en la pared" o "Yo quiero verte chingando y darte duro como él" con absoluta naturalidad. ¿De qué sirve castigar la violencia si la estamos alimentando constantemente a través de la cultura? Si no combatimos el foco del problema, siempre habrá nuevos maltratadores.

¿De qué sirve castigar la violencia si la estamos alimentando constantemente a través de la cultura? Si no combatimos el foco del problema, siempre habrá nuevos maltratadores.

Mis propuestas iban encaminadas a incentivar la creación de nuevos discursos, premiando públicamente a las plataformas que generen contenidos comprometidos con la desigualdad. Una de las preguntas del Partido Popular fue cómo gestionar el tema de la censura: si hay que premiar, ¿también hay que sancionar? Personalmente no soy partidaria de imponer censura pero sí de atender las peticiones populares. Si las personas se manifiestan con respecto a algún mensaje, el gobierno debe dotarles de un canal para analizar su petición. Ese filtro ha de venir de los espectadores, no previamente impuesto. Actualmente existe un Observatorio de la Publicidad para tramitar las críticas, pero no tiene competencia en otros ámbitos. El PSOE preguntó si sería conveniente la creación de un Consejo Audiovisual para atender estas peticiones y elaborar informes anuales, lo que me pareció muy buena idea. Algo que también resulta esencial para dotar a la ciudadanía de una capacidad crítica, es ofrecerles una dieta sana de imágenes. Velar porque la televisión incluya contenidos que nutran a nivel intelectual. Empezando, por supuesto, por las cadenas públicas. También reforzar en el ámbito educativo la relación sana y responsable con las imágenes, mediante programas específicos dirigidos a la gente más joven. No olvidemos que la comunicación visual es casi exclusivamente su lenguaje. Ayudarles a entender y manejar bien esta herramienta es fundamental.

Otro punto que propuse fue reorientar las campañas contra la violencia machista, dejando de poner el foco en las mujeres. Ni siquiera representándolas como víctimas. Últimamente circulan muchas iniciativas que, aunque no muestran a las mujeres con moretones, se recrean en los abusos que han recibido. Lo que necesitamos, precisamente, son otro tipo de representaciones: relatos que las empoderen y que las muestren como seres fuertes, supervivientes y con valor. Este tipo de campañas refuerza la idea de que la violencia es un problema sólo de mujeres y sigue invisibilizando a los maltratadores y las causas. Son necesarias otro tipo de iniciativas que increpen a quienes generan la violencia y propongan soluciones. La representante de Unidxs Podemos-En Común Podem -En Marea se mostró preocupada por el tratamiento informativo de las noticias de violencia en los medios, que adolecen precisamente de lo mismo, focalizar en la víctima y recrearse en los signos. Sugirió la posibilidad de redactar un manual de buenas prácticas desde ese posible Consejo Audiovisual.

Mi última propuesta fue incluir el movimiento feminista en los libros de historia de secundaria. El feminismo es una parte esencial de la historia de la humanidad y es un derecho de los ciudadanos y de las ciudadanas acceder a esta información como parte importante de su crecimiento personal y social. La educación debería poner en valor y normalizar el movimiento feminista desde el colegio. Esto nos ahorraría muchos de debates y parte del rechazo que genera, que es en su mayoría puro desconocimiento.

Mi experiencia en El Congreso fue positiva. Creo firmemente que tenemos al alcance una herramienta de prevención muy potente contra la violencia: la imagen. Quiero dar las gracias a Unidxs Podemos-En Común Podem -En Marea por invitarme y al resto de partidos por escucharme. Ojalá todas nuestras propuestas contribuyan a terminar con la cultura machista que tanto nos perjudica a hombres y a mujeres.

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