Miles de mujeres fueron invisibles para la prensa

Miles de mujeres fueron invisibles para la prensa

Fotografía V.V.

Así amanecía España el pasado 9 de marzo. Impasible. Impávida. Inmutable.

Más de 40.000 personas, según la Delegación del Gobierno (medio millón según la organización), tomaron las calles el día 8 para manifestarse contra la violencia de género y reclamar los derechos de las mujeres. Estas personas cantaron, lloraron, gritaron, pararon, callaron, saltaron, caminaron y clamaron. Para los periódicos de este país estas decenas de miles de personas y sus reivindicaciones no fueron importantes. Un partido de fútbol y un señor que robó dinero sí.

Ocho hombres y una mujer ilustraban tres de las portadas más importantes de la prensa española justo el día después de la movilización mundial de las mujeres. El Mundo, ABC y La Razón decidieron borrarnos. Ya estamos acostumbradas a que nos ignoren, no tanto a que nos borren. Porque una cosa es tener que ir a buscar la noticia, y otra muy distinta tenerla delante de las narices y obviarla. Eso es alevosía. La imagen de portada de un periódico es el resumen visual del acontecimiento más importante del día. Una decisión meditada y consensuada que se suele tomar en equipo. Para estos tres diarios y sus directores (hombres), las mujeres que salimos a la calle el 8 de marzo no existimos. Nunca estuvimos allí. Ni una sola mención, ni de forma visual y tampoco como texto. En estas tres portadas ningún titular hace referencia a la marcha de las mujeres.

  • A ver... ¿qué tenemos hoy?
  • La victoria del Barça y Millet confiesa el cobro de comisiones
  • ¿Habéis oído algo sobre una manifestación de mujeres?
  • Yo no
  • Yo tampoco
  • ¿Iban desnudas?
  • No
  • Entonces salimos con el Barça

Es el peor año en cifras de asesinatos machistas en los últimos diez años y la prensa nacional nos ningunea. Tan sólo El País, junto con algunos periódicos regionales, dedica su primera página a las mujeres que se manifestaron el día 8. El diario 20 Minutos incluye una minúscula imagen pero cede el protagonismo a Albert Rivera. ¿Qué teníamos que haber hecho las mujeres para que El Mundo, el ABC y La Razón nos consideren dignas de salir en sus portadas? ¿Es que no íbamos lo suficientemente maquilladas o nuestros vestidos no eran lo bastante ajustados? Un vistazo rápido a las estanterías de los kioscos no deja lugar a dudas: la única opción para ocupar portadas es siendo jóvenes, guapas, ricas o hablando del corazón.

Quizás habría que empezar a combatir la desigualdad de género desde los propios medios. Ignorar a tantas mujeres que salieron a la calle a manifestarse es, cuando menos, violento. Tomar la decisión de elegir una u otra portada implica un poder y no se puede tomar a la ligera. Nadie duda de que la función de los medios sea informar pero tampoco pueden eludir su compromiso social. Lo que no está representado no existe y en este caso los periódicos tenían una responsabilidad. Como mujer, siento que las portadas de El Mundo, ABC y La Razón han sido un insulto público y en voz alta.

En esa marcha del 8 de marzo había imágenes relevantes para transformar la sociedad. Imágenes que no suelen ser habituales y que por ello era tan necesario publicar. La unión de miles de mujeres en contraposición a las recurrentes escenas de mujeres solas o peleándose entre ellas. Mujeres utilizando su cuerpo de forma activa, no posando inertes para una revista de moda. Mujeres luchadoras, no complacientes. Mujeres protagonistas, no parejas o exparejas de algún hombre más importante. Mujeres valientes que apuestan por aquello en lo que creen. Mujeres ocupando el espacio público y no la cocina de sus casas. Hombres, muchos hombres apoyando la causa feminista. Niños y niñas, familias enteras comprometidas con la igualdad. A los jugadores del Barça les tenemos ya muy vistos y podemos pasar sin un primer plano del enésimo corrupto de este país. Ese día hubo imágenes irrepetibles que merecían ser las protagonistas de una portada. Omitirlo es negarnos una realidad.